La pesadilla

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Los seis estaban en la mesa de la cocina cenando, Sheila les contaba lo que habían logrado por la mañana mientas los demás escuchaban con atención.

-…Stevenson dijo mejoramos muchísimo- finalizó la pelirroja-. Lorena, ¿qué hiciste cuando te fuiste?- la ojiazul terminó de tragar lo que tenía en la boca y habló:

-Nada, solo me fui a practicar- le dio un trago a su bebida-. Le di a un pajarito en el aire- confesó sin miedo a que su amiga la regañara, la misma formó una gran “O" con su boca, luego sacudió la cabeza y sus labios ahora eran una línea recta.

-Pobre animal- dijo Melisa-. Capaz era la mamá de muchos pajaritos y vos la mataste.

-Ay, ya Meli, era un simple pájaro, hay muchos de esos en el mundo- explicó con poca paciencia, la pelinegra abrió la boca para decir algo pero luego la cerró y alzó las manos en señal de paz-. Además pudo haber sido una golpeadora- bromeó en voz baja para que solo la escuchara su amiga que se encontraba sentada a su lado.

-Nosotros- dijo William señalándose a si mismo y a Melisa- ya aprendimos a controlar nuestros elementos- los rostros de todos mostraban su clara sorpresa-, leímos un libro que nos dio Stevenson y se nos hizo mucho más fácil.

-Perfecto- felicitó la pelirroja-. Ahora solo tienen que mejorar, en eso, Connor y yo los podemos ayudar, ¿cierto?

-Uhm- respondió cortante.

Después de la pequeña charla todos continuaron comiendo, estaban en silencio, pero no el silencio tan incómodo que ya conocían bastante; no hubieron peleas por parte de Peter, Connor y Lorena, eso era extraño pero no podían quejarse, al fin una noche normal, aunque en ese corto tiempo lo normal era que se pelearan.

-¿En dónde estuviste toda la tarde?- preguntó Connor a Peter, la pregunta sorprendió a todos ya que nunca se hablaban, se gritaban-. ¿Qué?- pregunta, Sheila que estaba en el otro extremo de la mesa, cierra los ojos y menea la cabeza.

-Que te importa- responde sin apartar la vista de su plato con toda la comida,  siente todas las miradas sobre él, y no se equivoca-. Metido insoportable- dijo entre dientes para si mismo.

-Ay no, ya empezaron otra vez- susurra por lo bajo William.

Peter gira los ojos sin levantar la cabeza, hubo un corto silencio, sabían que se desataría un caos si no hacían nada, pero por más que esperaran una respuesta de Connor no llegó, se mantenía con las cejas arqueadas y mirando fijo al rubio, que ni siquiera había probado el puré de papas o algo de comida. Connor le dio un sorbo a su jugo y soltó aire de manera exagerada.

-Ahora sí- continua William. Peter se encoge de hombros.

-Te pregunto porque culpa tuya ella- dice Connor señalando a Lorena- estuvo toda la tarde preocupada, imbécil.

-¿Y? No había motivo alguno para que se preocupara- responde encogiendo los hombros y alzando la vista, para luego descubrir a todos mirándolo con el ceño fruncido-. Estoy aquí y ella también, no me pasó ni le pasó nada, todo está preferentemente bien- el sarcasmo era obvio en su voz.

-Okey Peter, estás medio pesado- dice William.

-Opino igual, tendrías que cambiar esa actitud Peterson- sugiere la ojiazul, el nombrado la miró indiferente, no había emoción en su mirada, ni siquiera rabia.

-Bueno, si nadie tiene nada más que decir, me voy- dijo poniéndose de pie y regalándoles una sonrisa falsa.

-Que insoportable- susurra Lorena, la única que logró escucharla fue su amiga y ésta la fulminó con la mirada-. ¿Qué? Es verdad.

Guerra de Elementos [#1]Where stories live. Discover now