Stevenson I

26 6 6
                                    

El cielo estaba gris por las nubes, ya no llovía pero aún no se despejaba, la fría brisa y el olor a tierra húmeda entraba por la ventana de la cocina, la cual estaba abierta, en el piso había un charco de agua situado debajo de aquella ventana, al parecer el viento la abrió y entró agua por la misma.

Cuando Melisa bajó a desayunar notó el agua, y utilizando su poder para manipular el elemento sacó el agua por la ventana. Salió hacia afuera para ver si encontraba al profesor e incluso pensó en ir a su casa, pero luego llegó William y le habló:

-¿Tú te despertaste a medianoche y bajaste a la cocina?- preguntó sin pensarlo dos veces.

-No, ¿por?- el chico formó una línea con su boca y negó con la cabeza.

Estaban desayunando cuando William habló sobre lo sucedido en la noche, para su sorpresa nadie se levantó a medianoche, entonces para no preocuparse más se dijo a sí mismo que creyó escuchar un ruido porque estaba muy nervioso y paranoico.

-¿El cuervo sigue atrás?- preguntó Lorena.

-No, antes de que bajaran lo enterramos- explicó William, la ojiazul frunció el ceño-, Melisa me ayudó.

-Vamos a hablar con Stevenson- ordenó Sheila-. Hace nueve días que no lo vemos, pero siempre vigila la cabaña, creo que sabe algo y no nos quiere decir- se atrevió a decir algo que todos sospechaban pero no decían.

Cuando terminaron su desayuno salieron de la cabaña en dirección a la casa del profesor, Connor golpeó la puerta pero nadie salió, por simple intuición tomó el picaporte y ésta se abrió, el hecho de que la puerta esté abierta no los sorprendió porque casi nunca la cerraba, aunque él supuso que después de los hechos del siete de septiembre empezaría a cerrar la puerta con llave, pero evidentemente se equivocó.

Estantes en el suelo, libros rotos y por todas partes, libros quemados, el escritorio de Stevenson estaba repleto de velas derretidas; ese fue el escenario que los recibió al entrar a la biblioteca.

-¡Stevenson!- llamó Connor, no obtuvo respuesta-. ¡Stevenson!- repitió, pero nadie contestó-. Hay que buscarlo.

Se separaron en tres grupos y revisaron el lugar; Lorena y Melisa se fueron a la cocina, a diferencia de la biblioteca ésta estaba demasiada ordenada, las ventanas y persianas estaban cerradas, el lugar estaba oscuro y olía a encierro, las chicas abrieron las ventanas y volvieron a la biblioteca, a su paso encontraron varios libros quemados y rotos. No sabían que fue lo que pasó ni dónde estaba Stevenson y eso les empezó a preocupar.

La gran puerta que ocultaba las cuatro puertas que servían de portal para ir a los territorios estaba abierta, William se metió y Sheila lo siguió, las cuatro puertas estaban cerradas, pensaron en buscar alguna llave pero éstas no tenían cerraduras, la habitación estaba vacía, no había rastros de Stevenson ni de nada más, antes de irse, el chico vio un pequeño papel en el piso, estaba doblado repetidas veces y cuando quedó estirado por completo se dio cuenta que era la hoja de un libro, le dieron una leída rápida y se dieron cuenta de que no tenía importancia, pero cuando la voltearon se miraron confundidos al ver que tenía un escrito a mano, el cual decía: ‘el tiempo se acababa’

Peter y Connor estaban revisando la habitación de Stevenson, él claramente no se encontraba allí pero sabían que había estado buscando algo; ellos ahora revisaban la habitación de pies a cabeza con la esperanza de encontrar algo que les dé indicios de donde estaba el profesor.

Durante los siguientes cinco minutos no encontraron nada, solo habían libros, documentos, anotaciones con símbolos y letras sin sentido, también encontraron un pequeña llave antigua de color oro, pero no había nada que abrir, así que no le dieron importancia.

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora