Pelea

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En la cabaña estaban los jóvenes y el profesor preocupados porque oscurecía rápido y el trío aún no llegaba.

-Les dije que no tardaran- murmuraba Stevenson mientras caminaba de punta a punta en la cabaña-, pero claro, les digo que no hagan algo y lo hacen.

-No sé que tanto se queja si nadie los va a secuestrar- interrumpió William-. Ya van a volver no se preocupe.

-¡¿Cómo no me voy a preocupar?!- se exaltó el profesor y abrió la puerta al escuchar un ruido proveniente de afuera pero debió ser una animal porque no había nadie-. Si se pierden están muertos, Lorena y Melisa tienen instintos de supervivencia, pero Peter se pierde y se muere.

-Disculpe Stevenson pero si mal no recuerdo ni Adira ni nadie sabe de la existencia de este mundo- dijo Connor mientras bajaba las escaleras de la sala.

La puerta se abrió dejando ver al trío que temblaban por la fría noche; Melisa aún más ya que su ropa seguía mojada. El profesor los fulminó con la mirada y habló:

-La próxima que no vuelvan con luz de día van a limpiar toda la biblioteca- advirtió con un tono amenazante. Se abrió paso entre Peter y Lorena hasta la puerta-. Nos vemos mañana a las seis a.m. ni un minuto después- dijo y cerró la puerta a su espalda.

Se encontraban los seis jóvenes juntos en la sala con ese silencio incómodo que nadie era capaz de romper, después de todo eran desconocidos viviendo en la misma casa.

Melisa subió las escaleras y se metió a su cuarto para poder sacarse esa ropa mojada, lo mejor de todo era que ya había ropa, realmente el profesor pensó en todo. La pelinegra sacó del gran bolsillo del buzo a Hades Scott que ahora sí estaba dormido y lo recostó en su cama.

Ya había preparado su ropa para irse a bañar entonces salió de su habitación, golpeo la puerta que estaba enfrente y Peter fue el que contestó del otro lado.

-¿Dónde esta Hades?- preguntó el rubio al salir- ¿No lo vio nadie?

-Esta en mi cama durmiendo, y no, nadie lo vio.

La pelinegra entró al baño y el chico bajó las escaleras donde estaban los demás, William hablaba y reía junto a Lorena; Sheila cocinaba del otro lado de la sala y Connor la ayudaba en lo que podía. Peter rebuscó entre los libros que dejó en el sofá y tomó el que decía “Historia e inicios de los territorios” se recostó en la suave alfombra y comenzó a leer.

-¿Por qué estaba empapada?- preguntó Sheila mientras buscaba especias en la alacena.

-Se tiró de la cascada- respondió Lorena. La pelirroja frunció el ceño-. Sí, está loca ya sé- agregó al ver las caras de horror en William y Sheila.

[…]

El aroma era delicioso, aquella sopa que había preparado Sheila aún estaba caliente y los seis comían en silencio.

-¿Cuántos años tienen?- preguntó William.

-Yo tengo dieciséis- dijo Lorena.

-Yo también- informó William con emoción-. ¿Y ustedes?

-Cumplí diecisiete hace poco- comentó la pelinegra.

-Tengo veinte, y el que se atreva a decir que ya estoy vieja va a conocer a Dios, o a Lucifer.

-Yo tengo diecisiete- dijo el rubio-. Y no estás vieja.

-Diesiocho- respondió Connor con el tono habitual.

Los chicos siguieron comiendo cuando un ruido proveniente del cuarto de Melisa los interrumpió; ella ya sabía lo que ocasionó ese ruido entonces golpeó a Peter por debajo de la mesa para que vaya a ver a la ardilla.

Guerra de Elementos [#1]Where stories live. Discover now