Guerra de Elementos [#1]

El silencio

-¿Dónde están los otros dos?- preguntó Lorena mientras tomaba su arco de la mesita de su cuarto.

-No sé y no me importa- confesó William desinteresado.

-Estás raro- se limitó a decir por lo bajo.

-Mentira- susurró y le arrojó un almohadón, la chica se lo devolvió y soltó una leve risa porque el almohadón le dio en la cara.

Ambos salieron hacia la cocina, esta mañana se habían quedado dormidos, pero eso no evitaría que salgan al bosque, ya eran las diez de la mañana y Melisa estaba entrenando con Sheila.

-Vuelvan antes del almuerzo- informó la pelirroja cuando notó que se iban-, o solo tendrán los platos sucios.

-¡Bueno!- gritó William en respuesta.

Las chicas siguieron entrenando con sus elementos por un rato antes de comenzar a pelear cuerpo a cuerpo, tuvieron que recoger su cabello con una liga para que no les molestara, a Sheila le crecía el pelo demasiado rápido cuando llegó lo tenía por arriba de los hombros y ahora lo tenía por debajo de los hombros, en cambio a Melisa no le creció demasiado, ella siempre lo tuvo largo así que se lo quería cortar pero no encontraron ninguna tijera en toda la casa, así que le tuvieron que pedir una a Stevenson pero todavía no se las entregaba, probablemente se olvidó.

Cuando Melisa cayó rendida al piso por un golpe de la pelirroja hizo señas de que no podía más.

-Sheila ¿sos Black Widow o qué?- bromeó mientras se ponía de pie sosteniendo su vientre.

-Ojalá- le extendió la mano y la ayudó a ponerse de pie.

La puerta de la biblioteca se abrió y el profesor salió de ella, se dirigía hacia las chicas y frunció el ceño, se preguntaba dónde estaban los demás pero hablar con ellas sería suficiente por ahora.

El profesor estuvo días pensando en esto, día y noche pensando cómo vencer a las brujas sin Emilda; y al parecer lo consiguió.

-Vengan- indicó a la mitad del camino, las chicas lo siguieron y entraron a la biblioteca.

-¿Qué pasa?- preguntó la pelirroja cuando ya estaban adentro-. ¿Hay indicios de Adira?- interrogó nuevamente ya que le había comentado que buscaría cualquier señal de ella para saber su ubicación.

-No, pero creo que ya sé qué haremos cuando todos estemos listos.

Y les explicó, les dijo todo lo que harían y cómo lo harían, les pidió completo silencio por ahora porque si menos personas sabían sería mejor; el hecho de que les prohibiera hablar con los demás les provocó una duda y leve sospecha, pero no estaban seguras de qué sospechaban exactamente; después de pensarlo un rato aceptaron, Stevenson les prometió que hablaría con todos cuando sea el tiempo y ellas prometieron permanecer en silencio.

[…]

Eran las once de la mañana y Peter ya estaba más calmado. Sentía una especie de alivio que jamás había sentido antes. Sentía que tenía un peso menos sobre su espalda, pero el odio a Richard no disminuyó, al contrario, aumentó.

-Gracias- susurró-, gracias por escucharme.

-Peter, siempre te voy a escuchar y a apoyar en todo lo que decidas. Gracias a ti por confiar en mí. ¿Me prometes algo?

-¿Qué?

-Prométeme que siempre que te sientas mal me lo harás saber, no importa si no nos hablamos por días tú búscame siempre que me necesites- dijo y cada palabra se grababa en la mente de Peter-, y te prometo que estaré ahí para ti.

Peter lo miró a los ojos y solo lo besó.
No sabía si lo que hacia estaba bien, no sabía si esto llegaría a algo, no sabía si Connor sentía algo más que atracción física hacía él, ni siquiera sabía qué sentía Connor, pero sí estaba seguro de algo y era que el guerrero estaba juntando los pedazos de su corazón, sabía que cuando estaba cerca de él algo en su estómago revoloteaba y sobre todo, sabía que se sentía seguro con él.

Quizá fue algo muy apresurado dar ese primer beso, incluso puede hacer sido incorrecto, pero una vez, alguien le dijo que la felicidad nunca traiciona, si te sientes feliz con alguien no te alejes para sufrir, quizás, solo quizás esa persona se equivocaba, pero Peter despertó una chispa de felicidad la noche del siete de septiembre y no quería alejarse por nada del mundo.

-Tenemos que ir a entrenar- informó Peter a centímetros de Connor, éste depositó un beso corto en la nariz del rubio-, basta, tenemos que ir.

-No quiero, ya me cansé- dijo fingiendo un puchero, Peter deseó tener un celular para grabar eso porque era algo que no volvería a ver ni en un millón de años- quedémonos aquí, así... y si nos necesitan van a venir.

La idea no le molestaba, pasar el resto de la mañana abrazado a Connor no era mala idea, así que le hizo caso y se quedó.

[…]

-¡A comer!- informó Melisa desde el inicio de las escaleras-. Ay no, me parezco a mi mamá- murmuró mientras tomaba su lugar al lado de Lorena.

-¡Ya vamos!- respondió Peter desde la habitación.

-¿Qué se traen esos dos?- preguntó William.

-Ganas- dijo la pelinegra y Sheila le dio una mirada de pocos amigos-. Y si es verdad.

Lorena y William asintieron y rieron por lo bajo hasta que los chicos bajaron y se sentaron sin decir nada.

-Peter, Stevenson dijo que tenías que ir a hablar con él después de comer.

-Bueno, pelirroja de mi corazón.

-Y tu hijo se murió- informó William rápidamente y el rubio se ahogó con el jugo de manzana-. No mentira, mentira.

-Estúpido, no es gracioso.

-No, pero tu reacción sí.

-Ni piri ti racción sí- se burló haciendo la voz más aguda de lo normal.

Tal y como dijo Sheila, Peter fue a la cabaña cuando terminaron de almorzar, pero no quería hablar, sino que se pasó toda la tarde repasando lo que ya había aprendido.

Antes de volver a la cabaña le dijo que tendría que entrenar con los demás un par de semanas antes de seguir el entrenamiento individual ya que la última habilidad que aprendería era ver el futuro, y eso no le serviría en las peleas.

Holis, paso a decirles que van a tener más de un capítulo en un día, porque no actualicé en tres días.

Hasta acá mi reporte, besos.