El odio

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“-¡Peter ven aquí ahora mismo!- gritaba Richard, el padre adoptivo del joven, éste se sacó los audífonos de cable y bajó las escaleras para encontrarlo sentado en el sillón con varias latas de cerveza vacías y una en la mano.

-¿Qué pasa, Richard?

-Mañana es tu cumpleaños, y te voy a llevar a que recibas tu regalo.

-¿A dónde?- la intuición de Peter le decía que no debía preguntar eso, pero cuando cumplió catorce lo obligó a matar su conejo para que se haga más fuerte, esta vez quería evitar salir con él si lo obligaba a hacer algo parecido.

-Crees que no sé como eres, eres débil, eres un marica y no quiero maricas en esta casa.

-No sé de qué estás hablando- dijo bajando la mirada, Richard arrojó su cerveza al suelo y se puso de pie, tomó su rostro entre sus manos para luego sacar una navaja y pinchar suavemente su mejilla-. Estás borracho, mamá dijo-

-Rita está de doble turno en el bar, si piensas pedirle ayuda a ella será en vano- interrumpió ejerciendo más fuerza sobre su rostro.

-Suéltame- dijo mientras una lágrima llena de miedo caía por su mejilla, Richard alejó la navaja de su rostro y lo empujó al piso, éste calló sobre sus codos pero se puso de pie rápidamente.

-Antes de que te vallas limpia esto, débil de mierda.

-¡No soy débil!

Tras escuchar ese grito, Richard jaló a Peter del brazo, apoyó su mano en la mesa pequeña y clavó la navaja en su mano, el chico solo gritó y lloró de dolor mientras el adulto se reía y bebía de su cerveza.

-Llorar es de débiles.”

Peter sacudió su cabeza sacando ese recuerdo de su mente, se limpió las lágrimas y subió rápidamente las escaleras dejando a Stevenson solo, en el pasillo, camino a su habitación se chocó con Connor, quien salía de la habitación de Sheila.

Éste vio que Peter estaba llorando pero al no saber que hacer decidió ignorarlo, solo lo siguió con la mirada hasta que se metió a su cuarto.

El sonido de alguien cerrando la puerta de la sala le indicó que Stevenson se había marchado; él no sabía muy bien lo que ambos sentían en ese momento, pero escuchó decir a Peter que había intentado acabar con su vida y… ¿tenía miedo?

-Sí puedo- se animó en voz baja.

Golpeó la puerta pero no obtuvo respuesta, golpeó una vez más y nadie respondió, abrió la puerta y encontró a Peter recostado boca abajo sobre su cama, sus brazos rodeaban la almohada en donde hundía su cabeza para callar sus sollozos.

Cerró la puerta a su espalda y avanzó con cautela, se puso de cuclillas a un lado de la cama y no dijo nada mientas buscaba las palabras adecuadas.

-Peter…

-No- dijo sin despegar su rostro de la almohada.

-Aparta tu cara de ahí, te vas a asfixiar- advirtió en un tono dulce, algo que sorprendió a Peter ya que nunca antes lo había escuchado así.

El chico giró su cara hacia la izquierda evitando la vista de Connor, respiró profundo para calmarse y habló:

-Lo odio, odio todo de él, odio que aparece en los peores momentos- su voz se cortó e hizo una pausa antes de seguir hablando- me odio culpa de él.

Connor se notaba confundido en un principio, pero ahora entendía que no estaba hablando de Stevenson y no se atrevía a preguntar quién le hizo tanto daño por miedo a empeorar la situación.

-Connor- se giró permitiéndole, al susodicho, ver sus ojos irritados y su rostro sin el brillo que siempre tenía-, me destruyó y no sé como seguir adelante sin recordar todo lo que me hizo- lágrimas caían y mojaban la almohada blanca; apoyó los codos en la cama y se cubrió el rostro con su manos-. Llorar es para débiles- susurró con la respiración entrecortada.

-No, llorar no es de débiles- Peter retiró sus manos de su rostro y lo miró-, tienes que desahogarte, llora, grita, patalea, pero desahógate porque si te lo guardas va a llegar a un punto en el que vas a explotar y vas a cometer una locura.

-No puedo- dijo cuando un nudo en su garganta se formó nuevamente.

-Sí puedes; y te prometo que te voy a ayudar, si lo que cargas es muy pesado yo te ayudo, pero por favor libérate de todo ese dolor- sus ojos se cristalizaron pero prosiguió- y por lo que más quieras, pide ayuda, si tú ves que vas a cometer una estupidez pide ayuda, porque te aseguro que hay más de una persona en este mundo que te necesita.

Peter no aguantó más y se rompió, Connor lo abrazó tan fuerte como pudo mientras Peter hundía su cara en su cuello, él sentía las lágrimas mojar su piel pero no le importó en absoluto.

-Todo va a estar bien- susurró.

[…]

Stevenson azotó la puerta de la biblioteca provocando un eco en el lugar. Abrumado, se permitió llorar en silencio, calló al piso apoyando su espalda en la puerta y abrazando sus piernas.

Él sabía que le causó mucho daño a la única persona que amaba, de forma directa o no, él lo lastimó. Pasó su vida pensando que salvó a su hijo de un infierno pero solo lo condenó a una vida espantosa.

¿Lo peor? Lo peor es que ya sabía lo que vivió Peter, lo sabía desde que se metió a su mente y sintió el dolor de esos recuerdos, lo sabía desde que vio aquellas cicatrices en su cuerpo y no hizo nada, no supo que hacer. Él se odiaba por eso y no sabía si en algún momento Peter lo perdonaría, ni siquiera él mismo sabía si lo haría.

Quería dejar todo y huir con su hijo, alejarlo del alcance de Yassi, quería al fin cumplir la promesa que le hizo a su esposa de verlo crecer; ya se había perdido toda su infancia y la mayoría de su adolescencia, no iba a recuperar el tiempo perdido y lo sabía, pero quería acompañarlo hasta el final de sus días.

Él simplemente podía marcharse y dejarlos solos, dejar al mundo sin protección, pero se quedó por Peter, se quedó y no lo iba a dejar.

Desde que lo vio el día de la desaparición de las personas y animales sintió un tipo de conexión. Cuando escuchó su nombre y apellido supo que era aquel niño que dejó hace años en la puerta de una casa.

"Se acaba el tiempo"

Dijo la voz de su antigua esposa, aunque de le hizo extraño se limitó a creer que fue producto de su imaginación, ya que los últimos días no había dormido del todo bien.

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora