XIX

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— Esperen. —Daenerys frenó su trayecto por el extenso corredor en el que se encontraban trotando.— ¿Que hay de los demás? —miró detenidamente a sus acompañantes. — Hyunjin, Chris, Mark y Johnny... ¿Vamos a dejarlos sin más?

Los jóvenes que se encontraban un poco más avanzados que ella, es decir ligeramente más apartados debido a la inercia de su frenado para prestarle atención, la miraron estoicos.

— Escucha. —San se acerca a ella— No deberías preocuparte en este momento por ellos. Estarán bien. —le aseguró de manera para calmarla y continuar con su paso.

Aunque la realidad era que, nadie de los reunidos sabía con certeza si se encontraban con vida.

— Él tiene razón. —intervino Kai. — Debemos de continuar, estamos cerca de los espejos.

— Andando, Daenerys. —San la invitó a seguir con el camino a lo que ella no muy convencida volvió a unirse.

Nuevamente el grupo de seis integrantes comenzaron a desplazarse por los poco iluminados pasillos, estos casi eran oscuros y la verdad, algo raro estaba ocurriendo y de eso se percató Felix.

— ¿Dónde diantres se encuentran los guardias de Lady Girvel? —indagó el pecoso al aire, haciendo esa observación.

— Piensa con lógica. —comentó Jong In, el más adulto de todos— Claramente después de que ingresamos al banquete se marcharon, permitiendo el acceso de los seres que persiguen a Daenerys. En pocas palabras, se vendieron.

— ¿Cómo lo sabes? —preguntó la castaña con el entrecejo fruncido a lo que este Kai se voltea a verla por encima de su hombro para dedicarle una sonrisa socarrona.

— Sé muchas cosas...

— ¡Ay por favor! ¡No quieras hacerte el interesante, Kai! —farfulló Daenerys con claras intensiones de no querer jugar.

— El señor tiene razón. —objeto la infante, quien caminaba a paso veloz entre Kai y Felix.— Los he visto abandonar la mansión por la parte trasera de la cocina. No me han notado porque yo... Estaba escondida.

Jong In miró triunfante a Daeneys con una ceja arqueada en su rostro.

— Bastardos.—escupió la ojigris con decepción— Espero se encuentre bien Lady Girvel. Es alguien muy buena.

— Como sea señorita incrédula. —habla Kai con aires de grandeza— Estamos por llegar, pasando el siguiente pasillo está el salón de los espe-

— Si sé por donde llegamos.—le corta ella fastidiada. Ese Kai sin duda alguna sería en un futuro un grano en el culo.

El Moreno rodó sus ojos y dejó ir un bufido, mientras que Versace dejó ir una risita.

Una vez terminaron el recorrido del último pasillo llegaron al par de puertas gigantescas que dejaban bajo privacidad al gigantesco portal que los devolvería directamente al palacio. Se quedaron un momento de pie frente a ellas, jadeantes.

Daenerys algo ansiosa y sin meditarlo, fue quien se animó a abrir una de las puertas. Ella extendió una mano hacia el pomo de su objetivo.

— ¡Daenerys, no! —gritó Wooyoung, adelantándose y empujandola sin intención de lastimarla, pero si con el fin de interrumpir su acción. La joven de cabellos castaños miró como el bicolor de mechones blancos colocaba su mano alredor de la manija, mientras era apartada bruscamente del acceso. Casi al instante de que su mano hizo contacto con el cristal que adornaba el pomo, recibió directamente un pinchazo por uno de los dardos que se mencionaron con anterioridad.

— ¡Woo! —exclamó Daenerys con preocupación, mientras que San amortiguaba e interrumpía una posible caída por el recien empujón de Wooyoung, sujetandola delicadamente por sus hombros.

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