XXII

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— ¿Cómo conociste a Woo, San? —pregunta Daenerys, sosteniendo y acariciando la mano del inconsciente militar.

El mencionado estaba de pie a un lado de la camilla de su compañero. Solo eran ellos dos y bueno, Wooyoung.

— Esa es una buena pregunta. —responde el bicolor con una pequeña sonrisita. Daenerys deja de prestarle atención a Woo y ahora ve a San.— Éramos más jóvenes y tan solo queríamos ser parte de la milicia. —se encoge de hombros y deja ir una risita— Teníamos una rivalidad, queríamos ser mejor que el otro. —sonríe con melancolía. —Hasta que, los dos formamos parte de la élite.— Es loco, jamás nos imaginamos llegar hasta usted. De pasar a estar en campos de batalla y misiones a calma, dulzura y paz. Debe ser el cielo.

Las palabras de San hacen sonreír a Daenerys.

— Me hace feliz escucharlo... —irónicamente sonríe con tristeza — desafortunadamente yo no puedo sentirme en el cielo sin Woo. No sabía que lo estaba hasta que... —ella gira su rostro para ver al del mencionado en completa tranquilidad— ocurrió el incidente del banquete. Su ausencia se ha llevado una parte de mi.

Las amieladas orbes de San ven con un brillo peculiar a Daenerys.

— ¿Sientes algo por Wooyoung? —interroga sin pensarlo y en completa confianza el más adulto.

— Lo hago. —contesta sin mirarlo— Quiero pasar toda mi vida a su lado. No deseo pensar en alguien más que no sea él. —suspira con angustia.

San la mira con satisfacción.

— Puedo asegurar que Wooyoung se siente de la misma forma que tú, Daenerys. —comenta San animado — Jamás había tenido algún interés en particular por algún individuo, aunque tuviera ríos de seguidoras. Siempre estuvo entregado a su deber por la corona, a usted.

Las palabras de San conmueven a Daenerys, sus facciones se suavizan por completo y enternecida ve al inconsciente militar.

— No me importa cuanto tenga que esperar. Estaré cuidando de él así como lo hizo conmigo. Y cuando despierte... —sonríe con ilusión— No podrá deshacerse de mí.

San deja ir una risita.

— Eres muy dulce, Daenerys. —le sonríe, remarcando el hoyuelo de su mejilla.

La mencionada iba a decir algo pero un suave golpe en la puerta interrumpe a los dos.

— Adelante. —espetó la castaña suavemente.

Dos enfermeras se asomaron por el marco de la puerta cuando esta fue abierta.

— Majestad venimos a darle un baño al Mayor Wooyoung. —avisó una de ellas cordialmente.

Daenerys pestañea un par de veces.

— Oh– Claro, pasen, pasen... —Daenerys rompe cualquier contacto físico con Woo para darle acceso a sus subordinadas.— ¿Necesitan que... nos retiremos?

— En absoluto. —niega una enfermera, revisando los signos vitales del militar— De hecho si puede quedarse, está bien. El Mayor Wooyoung parece tener mejoras cuando usted lo visita. Incluso parece que pudiese despertar en cualquier momento. —le sonríe cálidamente la chica.

— ¿Eso es cierto? —cuestiona con emoción y sorpresa— ¿Woo puede despertar en cualquier momento?

Ambas enfermeras asienten, provocando que Daenerys sonriera, esperanzada.

— Es increíble el gran corazón que tiene Alteza. Nunca antes nadie se había preocupado por su Gurdia Real. —comenta una de ellas, mientras delicadamente quitaba la delgada cobija médica que cubría el cuerpo de Wooyoung, después, se encargó de destapara por completo el pecho de este mismo. Daenerys se dedicó a mirar cada acción de las enfermeras, como preparaban trapos húmedos para comenzar a limpiar la piel del militar.

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