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Daenerys evidentemente no había logrado conciliar el sueño durante el resto de la noche. La preocupación la estaba comiendo viva, necesitaba escuchar por parte de un profesional que todo estaría bien y Wooyoung estaba fuera de peligro... Claro, los demás también.

Esperó ansiosamente para la primera hora y salir de su habitación con todo y su pijama puesta. No podía esperar un momento más. Cuando abrió la puerta de su pieza se encontró con San, quien le dirigió una mirada interrogativa, puesto que, Daenerys jamás se levantaba tan temprano.

— ¿Qué ocurre, Daenerys? —le pregunta el bicolor sin un buenos días, se apresuró en atenderla puesto que su acción anterior había sido algo golpeada.

El rostro de Daenerys muestra cierto alivio al realizar que San se encontraba completamente bien.

— ¿Sabes algo de los demás? ¿De Wooyoung? ¿Cómo están? —preguntó de forma apresurada, mirando expectante a San, que la ve algo sentimental.

— Lo lamento, aún no me han notificado nada. —le responde, queriendo estira una mano hacia uno de los hombros de la ojigris para acariciarla y reconfortarla. Sin embargo, se contuvo.

El rostro de Daenerys muestra el doble de angustia, tanto así que sin pensarlo dejó de ver a San e inició su camino hacia la parte médica del palacio.

— ¡Daenerys! —la llamó San en un grito con intenciones de frenarla. Obviamente no logró nada y se vio en la obligación de correr tras ella.— Deja de preocuparte, todo está bien.

— ¿Todo está bien? —pregunta en un murmullo, dejando de caminar y volcandose a ver a San con un gesto turbio— ¡Wooyoung esta inconsciente por mi culpa! ¿Cr-Crees que todo está bien, San? —sus ojos se cristalizan, llenándose de lágrimas— Y... No sólo él. Hyunjin, Chris y Mark fueron atacados también por los dardos. ¿Qué se supone que ocurra con ellos? ¿Morirán? ¿Es eso? ¿¡Van a morir... Por mi culpa!?

El labio inferior del más alto tiembla apenas visible. San tampoco sabía que es lo que ocurriría con ellos...

— Mi Lady... Daenerys. —apreció el rostro completamente nublado y consumido por tristeza— Estamos en disposición de morir por ti, es este nuestro destino y nada puede cambiarlo. Yo no tendría problema en compartir la situación con la de mis colega, sería un orgullo. —explicó firmemente— Por favor, no llores. —muerde su labio inferior y se apresura a limpiar las lágrimas que comenzaban a escurrir por el rostro de Daenerys.

— Pero yo no quiero que sea así. —soltó entre lágrimas mientras negaba con su cabeza.— Me rompe el corazón, no soy tan despiadada como para ignorar esto que me tortura, San.

El pecho del mencionado se comprime al notarla tan vulnerable. No sabía que hacer, por lo que lentamente acorta su distancia entre el cuerpo de ella y el suyo. Abraza su espalda cálidamente, deslizando con suavidad sus manos de arriba hacia abajo, sintiendo la suave tela de ceda de su camisón chocar contra la palma de sus manos. Daenerys escondió su rostro en el pecho de San y aferró fuertemente sus manos contra la gabardina de este, llorando fuertemente contra esta.

— Estoy contigo, Daenerys. No voy a dejarte. —habló en un tono de voz bajo, consolandola justamente igual como su compañero, alma gemela, lo había hecho tiempo atrás. Su barbilla reposó sobre la cabeza de Daeneys con cuidado, mirando la soledad de los pasillos.

— Felix se encuentra bien, ¿verdad? —pregunta Daenerys después de desahogarse un poco. Eleva su rostro para encontrarse con el de San.

— Sí, todos los restantes hemos regresado bien. El líder Supremo fue de mucha ayuda. —comentó aún si soltarla.

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