XXXV

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El iris de Wooyoung se contrae al presenciar tal escena bajo los efectos de su energía espiritual. Su respiración se vuelve pausada y sus puños se cierran fuertemente con determinación. Jamás había imaginado que Daenerys fuera la que tuviera iniciativa con Sehun. Se sentía altamente traicionado y completamente humillado.

¿Sus encantos no habían sido suficientes para enamorarla?

— Era necesario que lo vieras con tus propios ojos. Tienes que saber la gravedad del asunto, Wooyoung. —habla San a un lado del mencionado sin poder ser escuchados por Sehun o Daenerys, gracias a la habilidad de la energía espiritual del más joven.

— Informa a la guardia que Su Alteza no se encuentra en su habitación. —indica Wooyoung haciendo uso de un tono de voz serio, pero débil al mismo tiempo. —Yo... me quedaré aquí y esperaré para mi momento. Hagamos un escándalo.

San sonríe apenas visible y sin decir algo más esté desaparece entre las sombras con disposición a cumplir las órdenes de su compañero, mientras que Wooyoung aprovecha su momento de soledad para mostrarse vulnerable ante la escena de Daenerys y Sehun.

Tenía razones para sentirse malditamente enojado con Daenerys. Moría por reprochárselo y de cortarle la garganta a ese individuo que ocupaba un lugar falso y se llenaba de aires superiores completamente inexistentes. A estas alturas incluso verdaderamente Wooyoung tenía más poder que el mismísimo Oh Sehun porque... porque tan solo él no era más que un llenado de vacío de los padres de Daenerys.

[...]

Daenerys deja de besar a Sehun después de ser apoyada contra la pared y que los delgados dedos el pelinegro comenzaran a desatar el nudo que tenía justo encima del escote de su camisón.

El más alto le dedica una mirada llena de confusión y explicación. Daenerys le responde con un reflejo en sus ojos consumidos por miedo.

— No has dejado de ser mi hermano, Sehun. —suelta en un hilo de voz y se escabulle de entre los brazos del mencionado, quien permanece estático en su lugar, como si lo hubiesen empapado con una cubeta helada de agua.

Daenerys se dirige hacia la salida del salón mientras como puede, acomoda su ropa, incluso uno de sus pechos había estado al descubierto. Sus ojos se llenan de lágrimas al realizar lo que había hecho, no había más que arrepentimiento.

— ¡Daenerys! —Sehun la llama al reaccionar y caminar detrás de ella. No obstante la castaña ya había abandonando el salón.

Daenerys corrió con todas sus fuerzas lejos de Sehun, su pecho subía y bajaba con fuerza. Borró las lágrimas de su rostro con fiereza, sin dejar rastro alguno, pero la verdad es que no importaba cuanto repitiera la acción, las lágrimas eran infinitas. No supo hacia donde corrió, ni mucho menos a donde llegó. Era un pasillo sin salida. Detuvo su paso y miró agitadamente la pared que detuvo su maratón. En esa superficie había un mural que no recordaba haber visto jamás en su vida.

Se trataba de la misma pareja copulando pero de distintas formas.

Daenerys lo aprecia con detenimiento hasta que una voz la hace pegar un brinco del susto.

— ¿Daenerys? —La suave voz de Wooyoung pregunta por ella.

La ojigris pestañea un par de veces y gira su rostro para encarar a su guardia.

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