I

280 19 9
                                    

Su respiración era expulsada por sus fosas nasales, sintiendo como esta le quemaba todo el interior de su tráquea. Sus pies se enterraban en la espesa y pesada nieve, tornando su paso más lento.

— ¡Seonghwa! —gritó desesperadamente sin encontrarlo con la mirada, esta sola se encontraba con la pesada nube de niebla que la rodeaba a ella y todo el bosque de su entorno. Su pecho subía y bajaba descontroladamente, no sentía sus dedos, ni ninguna de sus extremidades debido a las bajas temperaturas del clima— ¡Me rindo! ¡Tú ganas! ¡Sal de tu escondite! —gritó y se abrazó ella misma, intentando de conseguir calor propio.

No hubo réplica y ni siquiera se escucharon pisadas aproximarse a la pequeña infante.

— ¡N-No es divertido, Seong! —balbuceó con los ojos cristalizados, imaginandose lo peor.

¿Que demonios iban a saber que una tormenta de nieve se hiciera presente justo cuando inocentemente habían escapado del palacio para salir a jugar al escondite?

***

— ¿¡Cómo se les ha ocurrido abandonar el palacio, Daenerys?! —su madre, al borde de la histeria la tomó por sus delgados hombros para después sangolotearla repetidamente.

La de ojos grises con un temblor involuntario en su labio inferior, miró con temor a su madre, quien estaba perdiendo la poca cordura que poseía debido a la preocupación.

— Solo estábamos jugando. —se limitó a contestar la joven de la manera más inocente.

La mayor y de cabellos rubios soltó bruscamente a su hija y poco después pasó con frustración sus manos por su rostro, dejando ir una exhalación de manera pausada.

— Ve a tu habitación, las criadas te darán un baño. —le indicó la adulta sin siquiera mirarla.

Con lágrimas en los ojos, Daenerys continuó mirando la expresión de rechazó en el rostro de su madre.

— Van a encontrarlo, ¿verdad? —se atrevió a cuestionar la menor con la voz temblorosa.

— Largo. —escupió despectivamente la rubia.

— Pero...-

— ¡He dicho que te largues! ¿Por qué no lo entiendes? —vociferó.

Sin más y con un nudo en la garganta la castaña salió con el corazón encogido de aquella habitación, siendo escoltada y seguida por sus cuidadoras personales.

— Le aseguro que encontrarán al joven Seonghwa, Mi Señora. —aseguró una de las mujeres, pasando cuidadosamente la suave tela de una toalla, secando su delicado y pálido cuerpo del agua que escurría por este.

— ¿Crees que pueda morir por mi culpa? —interrogó Daenerys con temor, encogiendose en su lugar.

— Él es una chico inteligente, le aseguro que se encuentra bien. Borre esa expresión de su rostro, por favor, Mi Alteza. —le pidió gentilmente su sirvienta. Sus ojos grises se cerraron, dejando ir una bocanada de aire. Tenía razón, Seonghwa era lo bastante mayor como para no saberse cuidar, por algo estaba al tanto y cuidado de ella, no era un Don Nadie.

La amable mujer preparó a su superior para ir a la cama y dormir.

— Debería reflexionar lo ocurrido, de no haber sido por el joven Yugyeom usted se encontraría con hipotermia o quien sabe que más. No vuelva a dejar el castillo por favor. —acomodó las cobijas sobre el cuerpo de Daenerys, quien se limitó a asentir con su cabeza lentamente. La cuidadora se apartó de ella, viéndola pausadamente— Buenas noches Mi Lady, descanse —le sonrió dulcemente de lado para al poco tiempo darle la espalda y caminar hasta abandonar su cuarto.

legacy; kpopWhere stories live. Discover now