VI

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— Jamás en mi vida había vestido ropa de alta costura. —comentó Mark emocionado, mirando la linda gabardina oliva oscura que cubría toda la prolongación de su cuerpo, igual que las de sus compañeros.

— Opino que Felix se ve extrañamente más atractivo de lo inusual. —acotó Christopher con una sonrisa de oreja a oreja hacia el rubio.

— Tienes razón, lo hace ver más varonil, además de que debajo de ese abrigo se encuentra un torso bastante trabajado... Por no mencionar lo envidiable que es su trasero, también. —expresó Johnny dándole total razón al más pálido de todos.

Felix algo incómodo miró el casco de sus botas, estas brillaban por lo nuevas que eran.

— Tsk, estamos a pocos minutos de conocer a la hija de Calestine y ¿ustedes solo están halagando a esa cara bonita? ¿Es en serio? Qué fastidio... —se quejó Hyunjin en un gruñido. Este muchacho de todos los cadetes era el más serio o eso quería aparentar.

— Hey, Felix. —le llamó el mayor de todos en un tono algo burlón. El mencionado sin ganas, llevó su atención al castaño — ¿Con cuantas chicas has estado? —elevó ambas de sus finas cejas y las comisuras de sus labios se arrugaron, dando paso a una sonrisa pícara.

El rubio realmente le miró con desinterés.

— ¿Estado? —cuestionó Felix inocentemente.

Johnny asintió con su cabeza, intercambiando una mirada con Christopher, aunque éste le mirara de una manera insegura.

— Vamos, Felix. No lo ocultes más, estamos en confianza. Sé que has estado entre las piernas de más de cinco chicas.

Entonces, comprendió lo que él más alto se refería.

— Yo no recuerdo haber estado con una chica antes... Tampoco me interesan. —aclaro el pecoso como si fuera lo más normal del mundo.

Los cuatro cadetes intercambiaron miradas algo incómodas.

— Entonces, ¿te gustan las pollas? —intervino Hyunjin —Lo sabía, algo mantenías oculto. —sonrió para él mismo, recargando su espalda contra la pared.

Los cinco chicos se encontraban formados en filas, esperando a que Kibum saliera y los presentará ante Daenerys, sin embargo nada ocurría.

— He dicho que no me interesa nada de eso. —aclaró Felix en un tono firme y demandante. Causando sorpresa por parte de sus compañeros.

— Quizás lo dices porque no has tenido una experiencia como tal. —musitó Christopher tranquilamente —... O tan solamente no lo recuerdas.

Felix cerró sus ojos, dejando ir una bocanada de aire por su boca. Ni siquiera iba a hacer un mínimo esfuerzo como para recordar alguna clase de experiencia.

Quedaron en silencio por un rato, hasta que repentinamente las puertas de la sala de estar se abrieron, dejando a la vista al fiel consejero de la realeza y a un lado suyo a una hermosa chica. Obviamente los cinco chicos se vieron obligados a enderezar su postura.

Los ojos del pecoso se abrieron más de lo habitual al comenzar a analizarla. Hizo un viaje de esa cuidada y cedosa castaña cabellera, sus tupidas pero delgadas cejas, esos hermosos ojos grises, el arco de su pequeña y respingada nariz, el suave rubor que coloreaba de una manera sutil la palidez de su piel y por último pero no menos importante, hasta aquellos rosados y levemente carnosos labios, que lucían como un delicioso caramelo con aquel exuberante brillo que los mantenía hidratados.

A todos los militares se le secó la garganta y roboticamente hicieron una reverencia en respeto a su máxima autoridad.

— Mi Lady, quiero presentarles a su tan esperada Guardia Real. —informó Kibum en un tono neutral.

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