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3VII

— ¿Te estoy lastimando? —cuestiona Wooyoung, reprimiendo cualquier movimiento pélvico al sentir el cuerpo de Daenerys un poco tenso debajo el suyo.

— No... —contesta en un murmullo— Es extraño, un poco incómodo pero conforme los segundos corren, se va sintiendo... bien... muy bien.—sonríe algo tímida.

— Eso debe ser algo normal...—como si fuese un depredador aproxima su rostro al de ella para besarla con lentitud, pero cierta violencia en ello.

El militar comienza a moverse de la misma forma, profundizando cada vez más hasta llegar al límite, mientras una de sus manos acaricia el pecho de la joven y la otra funciona de soporte.

Daenerys gime contra los labios de Wooyoung y su espalda se arquea, sintiendo por primera vez la sed del placer. Ella jamás había imaginado qué tal acto pudiera sentirse tan bien, casi como si estuviera en el cielo.

Sentía que otro ser tomaba posesión de su cuerpo por las conductas "inapropidas" que cruzaban su cabeza e involucraban a Wooyoung. Podía admitir que era una depravada y le costaría sacárselo de la cabeza.

Sus finos dedos se deslizaban por la musculosa y bronceada espalda del militar, acariciando cicatrices viejas y frescas, sintiendo debajo de su tacto como los músculos de Wooyoung se contraían cada que proporcionaba una deliciosa estocada a su interior. Podía ver estrellas cada que lo hacía y sus ojos morían por cerrarse y ponerse en blanco.

Se sentía completamente llena en el sentido literal y metafórico. Había olvidado todo, solamente eran ellos dos, entregándose.

Daenerys acaricia el cabello de Wooyoung cuando esté se decida a besar su cuello de manera húmeda, tomándose el tiempo suficiente para que ella lo disfrutara y se sintiera bien, atendida.

Desde luego, no fue una experiencia larga, pero fue suficiente para inspeccionar y conocer  el cuerpo ajeno y calmar la llamas que habitaban su interior, sin embargo, el fuego no logró extinguirse.

Cuando ambos llegaron a su esperado clímax, el cuerpo de Wooyoung cae sobre el de Daenerys, rendido, pero satisfecho. La joven, aún no podía procesar aquella sensación llena de adrenalina y satisfactoria en muchos aspectos. Su cuerpo aún tenía pequeños espasmos como secuela de su primer orgasmo.

Había sido genial y por eso mismo sonríe ampliamente, abrazando el cuerpo de su guardia real, quien se acurruca sobre el valle de sus pechos.

— Gracias, Woo.—susurra y besa la coronilla del bicolor.

Ambos muchachos caen dormidos al poco tiempo de las palabras de agradecimiento de Daenerys.

***

Felix caminaba en dirección a cumplir su relevo con Wooyoung, por lo tanto se dirigía hacia la habitación de Daenerys, donde se encuentra con San realizando su guardia.

— ¿Wooyoung sigue adentro? —cuestiona el rubio genuinamente.

Una pequeña sonrisa se instala en el rostro de San.

— Daenerys ha pedido a todos sus sirvientes su espacio. No quiere ver a nadie y su hermano aprobó sus indicaciones. De momento no volverás a asistirla de la forma que pensabas y por la cual te encuentras frente a mi. —explica San tranquilamente.

Felix frunce su entrecejo.

— ¿Dónde está Wooyoung? El debería estar justo en en el gemelo de tu pilar. —señala el pecoso un tanto confundido.

San cierra suavemente sus ojos.

— En las duchas, ¿quieres acompañarlo? —vuelve a mirarlo con fastidio después de mentirle. Wooyoung continuaba dentro con Daenerys.