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Estaba un poco... agobiado para ser honesto.

Era sábado, Haechan había dicho que iba a pasar por él en menos de 10 minutos y aún se encontraba pensando en si su ropa era apropiada para la ocasión.

Nunca había sido demasiado quisquilloso con respecto a sus atuendos pues entre sus amigos y el resto de los humanos encajaba bien. Pero esos ridículos seres parecían empeñarse en salir a la calle luciendo como en un desfile de modas. Iban a un club, bien, él podría manejar fácilmente eso si hubiera salido con Jisung y Yang Yang pero esta vez era diferente.

Y se sentía estúpido por querer encajar.

Pero también consideraba que mezclarse entre ellos era una opción más segura que destacar por cualquiera fuera la razón.

La idea de meterse en un lugar cerrado, abarrotado de vampiros que estuvieran posiblemente intoxicados, porque no tenía idea sobre cómo podrían embriagarse, hacía que el cabello de su nuca se erizara un poco. Ya había aceptado ir y podría negarse pero comenzó a entender que Haechan tenía unos enormes ojos de cachorro que ponía cuando quería algo.

El sonido del claxon le alertó y sacó de sus pensamientos. Suspiró y sopló ligeramente hacía un mechón de cabello que caía sobre sus ojos antes de tomar su chaqueta negra y roja para ponérsela sobre la camisa blanca. Tomó sus llaves, billetera y el celular antes de salir de casa dándoles apenas un saludo a sus padres. Se sentía ligeramente culpable con ellos por no decirle realmente a donde iba cuando se lo preguntaron por simple curiosidad. Había murmurado algo sobre el cumpleaños de un amigo de Yang Yang y alguna otra tontería porque estaba seguro de que no iban a sentirse cómodos con su verdadero destino.

Puede que ellos aceptaran a Mark y Chenle pues parecían genuinamente inofensivos y se solían ver en la universidad o en sitios más... neutrales. Ahora era como meterse en la boca del lobo.

Al salir de su casa, el Audi estacionado frente a esta parecía resaltar demasiado en la simple calle a pesar de ser de un negro mate. No tenía idea alguna de modelos de autos, mientras tuvieran un motor y cuatro ruedas era igual para él, pero solo con ver aquella monstruosidad podía notar que era costoso, demasiado.

Se subió en el asiento trasero, estando un poco incomodo mientras que Haechan se giraba a verle tan alegre como siempre y pareciera que estaba esperando algo de su parte pero no comprendía qué cosa.

— Dile que se ve bien. Le robó el maquillaje a nuestra hermana y quiere la aprobación de alguien externo a su familia.

— No se suponía que debías de decirle, idiota. — Haechan golpeó con fuerza el hombro de su hermano para luego sentarse derecho, cruzando los brazos sobre su pecho y un pequeño puchero sobre sus labios.—

No pudo evitar reírse por la escena, mirándole con diversión antes de asegurarle a Haechan que se veía realmente bien y que no lo decía por compromiso alguno. Eso pareció mejorar un poco su ánimo.

En el camino, se enteró que el club al que iban era propiedad del hermano mayor de ellos y que era en realidad para seres con una edad un poco más avanzada que ellos pero no iban a tener realmente inconvenientes ya que los guardias sabían perfectamente quienes eran. Eso le relajó apenas un poco más. No creía que hubiera realmente algún inconveniente ya que era de su familia.

Al estacionar a unas calles del lugar, Jaemin estaba por bajarse cuando fue detenido abruptamente por el castaño.

— Tienes que ponerte esto y no pienses en sacártelo hasta que salgamos del lugar. — Un pequeño brazalete le fue dado. Era negro, simple y casi como una larga tira de papel con un adhesivo en el final.—

Bloody Drops || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora