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Exasperado, dejó caer su cabeza contra su pupitre. Sus apuntes se arrugaron levemente pero no podía importarle menos en ese momento. Todo era una sopa revuelta de palabras, números y conceptos que parecían no querer entrar en su cabeza o que, probablemente, había anotado mal al tratar de seguirle el ritmo al profesor. Ni siquiera podía entender lo que quiso escribir en algunas partes Necesitaba practicar con urgencia un poco de caligrafía.

— Me rindo. —  Dijo casi en un lloriqueo, escuchando como es que Haechan se reía a su lado mientras comía unos dulces. —

— ¿No habías dicho eso ya hace cinco minutos?

— Pues está vez es definitivo. No entiendo bioestadística y no la entenderé nunca. Mi carrera universitaria murió aquí. Estaré estancado por siempre, perderé mi beca y viviré en la calle como un vagabundo. Moriré en un callejón y terminaré siendo comida para las ratas.

— Y se supone que yo soy el dramático. — Escuchó como es que este hablaba entre risas. — ¿Qué es lo que no entiendes?

— Todo. — Masculló con un poco de molestia mientras se levantaba para observarle. — Perderé la cabeza. El profesor exige que estudiemos de un libro en particular, si no tiene un amorío estúpido con quien lo hizo no entenderé su insistencia. El problema es que no encuentra disponible en internet por derechos de autor, no tengo el dinero como para comprarlo y la última copia de la biblioteca fue llevada por no sé quién. Comenzar a preguntarle a cada alumno que este conmigo en esta clase suena como mi mejor opción.

Sentía que estaba a punto de hacer un berrinche justo en ese sitio. Tenía suerte de que al menos solamente eran ellos dos en el salón de clases. Todos los otros parecían haberse marchado. Eso era bueno para su propia autoestima que, de haber sido diferente, estaría totalmente pisoteada en el piso. No recordaba la última vez que hizo una escena en público pero estaba a un parpadeo de crear la más grande de toda su vida.

— No estoy seguro de qué libro sea pero mi madre tiene una colección ridículamente larga de libros en la biblioteca de casa. Se que muchos profesores de esta universidad buscan apoyar de alguna forma a autores de nuestra raza y no quieren usar cosas de humanos. Es probable que esa sea la razón de por qué desee el autor en especifico aunque el contenido sea el mismo. Ya me ha pasado. —  Haechan puso sus ojos en blanco con fastidio. — Autores de nuestra raza suelen regalar sus libros a mi familia, junto a otro puñado de familias puras, en busca de alguna aprobación o recomendación. Quizás esté en la biblioteca. A mamá no podría importarle menos un libro de bioestadística pero, si se lo regalaron, no va a desecharlo solamente por pura cortesía.

— Ustedes, los vampiros, son tan raros... — Suspiró con pesadez antes de observar sus maltrechas hojas. — Pero es la mejor opción que tengo por el momento.

— Lo curioso es que yo creo que los humanos son los raros.  Sus palabras salieron en un suave tono juguetón. — Si estas libre hoy, podemos esperar a que Jeno termine sus clases y te llevamos a nuestra casa. Pero te lo advierto, ha estado de un humor terrible en los últimos días. Ya ni siquiera me acompaña por aquí. Cuando quiero preguntarle algo al respecto parece estar a punto de gruñirme como si fuera un perro.

Cierto, olvidaba al condenado hermano. No volvió a verle desde el viernes y es que este parecía mantenerse tan lejos de él como fuera posible. Antes solían ser los tres en momentos como aquellos, aunque Jeno nunca dijera mucho y permaneciera más que nada en silencio. En parte, creía que era mejor porque no estaba seguro de que su temperamento pudiera aguantar verlo demasiado tiempo de frente sin tener ganas de golpearle.

Aún estaba algo molesto por toda la escena de aquel maldito beso y luego sus gritos furiosos hacia él. Sentía que necesitaba una explicación. O, mejor dicho, merecía una. No fue él quien se abalanzó sobre el otro de esa forma. Y si, puede que no hubiera estado precisamente reacio a ser besado por él pero en efecto su mente había estado demasiado alterada es noche por todo lo que le había sucedido. Jeno lo había tomado con la guardia baja, en un momento donde se encontraba necesitando de un poco de consuelo y afecto. O al menos esa era la mejor excusa que tenía para darse a sí mismo.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now