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Para cuándo la mañana del miércoles llegó, su madre estaba lo suficientemente preocupada por él que le obligó a salir de su cuarto. Había pasado los días encerrado, apenas saliendo para comer algo o ir al baño. Ni siquiera asistió a la universidad, no estando listo como para verle de nuevo.

Y, aunque aún no lo estaba, angustiar a su madre que estaba lidiando aún con su pierna no era una opción. Ella se veía afligida, observándole con ojos vivaces y cargados de tristeza tratando de saber lo que estaba pasando con él. Solía repetirle al menos tres veces al día que podría hablar con ella de todo lo que necesitara, que podía confiarle lo que sea.

No creía que pudiera ser cierto. Al menos no en esos momentos. Sooyoung enloquecería probablemente, sin contar que estaría también horrorizada.

Sólo por no seguirla preocupando es que tomó sus cosas y cambió su ropa para asistir a clases. Debido a la hora había perdido la primera pero no le importaba demasiado. Y le gustaría poder seguir faltando pero la mujer muy probablemente le pediría que le mandara una fotografía de que ya estaba en el salón. Lo conocía lo suficiente como para intuir que podría irse a cualquier otro lado en su estado anímico.

Apenas llegó para la segunda clase que tenía y su almuerzo vendría después de una tercera.

En su sitio, sus pensamientos divagaban de un lado a otro mientras el hombre frente a ellos explicaba algo usando unas diapositivas sin que realmente prestara atención. De todos modos, aunque realmente quisiera escuchar a su profesor hablar de embriología, su mente no podía concentrarse en sus palabras.

El miedo seguía subyacente en su memoria, creando escenarios terribles dónde cada uno de los presentes en ese salón habían tomado la vida de personas como si no fuera nada.

Cerró sus ojos, respirando con profundidad y tratando de calmarse. Sus manos sudaban y temblaban ligeramente. Las llevó bajo su mesa, apretando sus pantalones mientras luchaba con sus pensamientos. Quería y trataba de recordarse a sí mismo que él había conocido algunos de ellos que eran realmente buenas personas. No quería considerar a todos como una amenaza, no quería vivir con temor de cada uno de ellos.

Trató de repetirse en su mente que había crecido en un mundo donde ellos siempre estuvieron, que se conocían más buenos que malos... pero nada podía borrar de su cabeza que quizás todos escondían algo terrible bajo bonitas sonrisas.

Apenas la clase terminó, salió del salón casi corriendo. Necesitaba aire y respirar mejor. Necesitaba alejarse de todos.

Alcanzó un lugar tranquilo detrás de uno de los edificios. Se apoyó contra la pared, respirando de forma pesada y sintiendo sus ojos vidriosos. Estaba tan mal...

Restregó su rostro con la manga de su sudadera mientras se sentaba e inspiró profundamente queriendo poder calmarse. No era fácil... ¿Cómo carajos iba a poder seguir allí?

...

No podía.

Iba tener que sobrevivir hasta el final de aquel semestre y solicitar una transferencia a cualquier otra universidad. Debería conseguir algún trabajo para costearlo pues no lograría conseguir otra beca.

Dios, era todo una mierda. Deseaba poder regresar al momento en dónde aún era estúpidamente ignorante de lo que el mundo de los vampiros significaba. Quería volver a pensar en que todo era una bonita fantasía utópica dónde nada malo sucedía a su alrededor.

El sonido de unos pasos acercándose le sobresaltó y se aferró a su mochila con más fuerza de la necesaria hasta que vio que se trataba de Mark. Suspiró e hizo una pequeña mueca mientras relajaba sus hombros un poco. El canadiense se acercó sin decir mucho y sus ojos se perdieron en algunas de las finas grietas del muro.

Bloody Drops || Nominजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें