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Apenas estaba amaneciendo cuando vinieron por él. Sus ojeras estaban demasiado marcadas en su piel y se veía realmente terrible. Se puso una de sus sudaderas, acomodando la capucha de la misma sobre su cabeza para poder ocultarse un poco. Su madre golpeó suavemente su puerta, avisándole de algo que ya sabía.   

Se obligó a si mismo a sonreírle como si la idea de aquel viaje le entusiasmara. Ella había estado un poco preocupada por él en los últimos días, no quería sobrecargarla de más cosas.

Jeno se encargó de meter su maleta en la parte trasera del Jeep negro. Mientras que él se despedía con un pequeño abrazo de Sooyoung, recibiendo luego una bolsa repleta de dulces y galletas que le había preparado.

Su falsa sonrisa duró hasta que estuvieron a una calle de su hogar. Se desplomó en el asiento, dejando su cabeza sobre el regazo de Yang Yang, cerrando sus ojos y pidiéndole que le despertara cuando llegaran. Los suaves dedos de su amigo peinando su cabello le relajaron, dejándole dormir al menos por un tiempo.

El viaje iba a durar un par de horas y planeaba dormir por la gran mayoría de este. No tenía intenciones algunas de siquiera tratar de conversar con alguien o escuchar la estridente música que Haechan seguramente pondría en el auto. O a Yang Yang hablando sobre cada cosa que veía en el camino. Sí, dormir era una mejor opción.

No tuvo sueños o, al menos cuando el lobo le movió suavemente por su hombro, no podía recordar absolutamente nada. Se levantó ligeramente confundido, pasando una de sus manos por su cabello mientras observaba tras la ventanilla. Estaban entrando al pueblo.

Las pequeñas casas eran comunes pero bien cuidadas. Se veía algunos niños jugando en las calles y a unos pocos adultos en las aceras hablando o compartiendo algún pequeño snack. Era agradable de ver, muy diferente a Seúl.

Estaba seguro de que si abría la ventanilla podría sentir el ligero aroma de la sal de mar, aunque estuvieran muy lejos de la playa.

— Muy bien... mi abuela es una mujer bastante mayor. Así que nada de sangre, colmillos ojos rojos o... — Observó unos segundos a su amigo antes encogerse de hombros. — ¿Pelo y narices húmedas?

— Suficientemente cerca. — Yang Yang se rio. — ¿Qué me dices de demostraciones de afecto? Puedo ponerme muy cariñoso por las noches. — Dijo esto acompañado de un movimiento en sus cejas mientras le sonreía. —

— Idiota. — Se rio y golpeó su hombro antes de volver a ver por la ventanilla.—

Las cosas habían cambiado en los años que no fue a aquel pueblo. Si bien las estructuras generales del lugar seguían iguales, se notaba que se esforzaron en que no quedaran estancados en el tiempo. Se veía tranquilo, eso le agradaba.

Habían pasado años desde la última vez que vio a su abuela y estaba seguro de que sería regañado por eso. Solamente deseaba que la situación no le pusiera demasiado en vergüenza.

Tras unos minutos más, llegaron frente a la propiedad dónde había pasado algunos de sus mejores veranos de la infancia. La puerta fue abierta en cuanto se detuvo el auto, haciéndole sonreír al considerar que la mujer estaba esperando tras la puerta su llegada.

Se bajó rápidamente, acercándose rápidamente a la mujer y abrazándola con fuerza. Era mucho más pequeña que en sus memorias. Su cabeza llegaba hasta su pecho y sus hombros se sentían mucho más frágiles. El cabello era totalmente gris pero sumamente cuidado y desprendía un suave aroma a flores.

Se rio cuando ella sostuvo su rostro, observándole con ojos suspicaces antes de decirle que estaba muy delgado y que se encargaría de cambiar eso en los días que estuvieran con ella.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now