35

2.6K 441 868
                                    


Supo que la situación era mala desde que aquellas palabras salieron de la boca de Doyoung. No importaba la razón por la cual podrían estar allí, no significaba nada bueno para nadie de esa familia. Nerviosamente se levantó de la cama, acercándose a la puerta pero Jeno le hizo una sola señal para que se quedara en su sitio.

Habían gritos, demasiados. HyoRi parecía estar muy molesta y discutiendo. Eso no era nada bueno. Yang Yang apareció por el pasillo y el pelinegro le dejó entrar. El lobo tomó su mano, sacándole del cuarto para poder meterlo en el más próximo. Le ordenó que se quitara la ropa rápidamente mientras hacia lo mismo.

Intercambiaron sus prendas y Yang Yang se pegó a él, frotando su cabeza contra su cabello. Parecía estar queriendo dejar su aroma encima, deseando poder cubrir el de Jeno. Su corazón estaba latiendo totalmente desbocado, sintiéndose como si fuera a salir de su pecho.

— ¿Yang Yang? ¿Qué está pasando? ¿Por qué están aquí?

El lobo se detuvo en un instante, pareciendo muy nervioso. Suspiró con pesadez antes de sujetar su mano con cuidado.

— Les descubrieron. No sé cómo. Vinieron a llevarse a Jeno.

No lo pensó siquiera cuando soltó su mano y corrió fuera de la habitación. Apenas llegó al comienzo de las escaleras, alcanzando a ver cómo Jeno era golpeado para que cayera de rodillas antes de que le pusieran unas esposas. Yang Yang cubrió su boca y le tomó por la cintura para jalarlo hacia atrás, escondiéndole tras el muro.

Apenas había alcanzado a ver una pequeña fracción del panorama. HyoRi había estado siendo retenida por su esposo y el resto de los hermanos la rodeaba para que no hiciera alguna tontería.

El sonido de la puerta cerrándose y de unos vehículos marchándose dejaron la casa en un gélido silencio. Yang Yang le soltó poco a poco, dejándole libre. Caminó a paso lento, apenas volviendo a asomarse. La madre de los Lee no parecía nada bien, moviéndose de un lado a otro en la sala. El resto de los presentes apartados de ella, no queriendo meterse en su camino o sería peor.

Era como ver un animal enjaulado y hambriento. Deseoso de poder atacar a quien estuviera más próximo.

En cuanto los ojos de HyoRi se pusieron sobre él, con una furia que nunca antes había visto, sintió que iba a morir. Apenas pudo hacer un par de pasos hacia atrás cuando la mujer corrió en su dirección. Sucedió en un parpadeo.

Apenas distinguió el empujón que le dieron y, antes de que siquiera pudiera procesar cuándo sucedió, Ji Eun y Taeyong estaban frente a él para que no pudiera acercarse más. HyoRi, con sus ojos brillando en carmesí y los colmillos amenazadoramente extendidos le miraba directamente. No podía avanzar más debido a Taemin, quien la sujetaba por la cintura y sostenía en lo alto la mano de su madre, que le daba la espalda. Parecía que la pelinegra había tratado de golpearlo con sus largas uñas negras... o quizás buscaba atravesarle la garganta.

— Suéltame en este momento, Lee Tae Min.

Su voz le hizo temblar. Algo extraño en ella que le causó aún más pánico. La vio forcejear un poco con su hijo, queriendo liberarse pero no tenía la fuerza suficiente. Notaba las venas casi saltando en su delicada mano, siendo evidencia de lo fuerte que estaba apretando su muñeca.

— Tienes que calmarte. No te servirá de nada ensuciar el suelo con su sangre. — Taemin sonó mucho más tranquilo de lo que alguna vez pudo oírle. Era casi frío pero sus ojos estaban intensamente rojos. —

— Todos ustedes... — La mujer pasó su vista por el resto de sus hijos en aquel lugar. La furia creciendo en su interior.— Debían de saberlo. Se atrevieron a traicionarme de esta forma... ¡Niños ingratos! Espero que sepan el tipo de castigo que recibirán por esto.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now