22

4.7K 555 501
                                    

— ¡Maldición Jaemin! ¡Detente! 

Ni siquiera estaba seguro de que escuchara de forma correcta a Jeno gritándole. Se esforzaba únicamente en quitar las manos de este de su maleta mientras trataba de meter toda su ropa dentro. Su vista estaba ligeramente empañada por las lágrimas y no estaba del todo seguro que no fuera ropa del su mejor amigo la que estuviera guardando.  

Sentía que estaba por explotar y que sus piernas iban a fallarle en cualquier momento. No ayudaba en nada tener al pelinegro tratando de detenerle a todo momento. No es lo que estaba necesitando.

— ¡Vete al carajo! ¡Voy a irme de aquí!

Contestó tan fuerte como pudo mientras recogía algunas otras cosas de la habitación que tenía dispersas por todo el sitio.

— Es peligroso que te marches ahora mismo. — Rodó sus ojos cuando escuchó aquel tono que trataba de ser amable y convincente.—

— ¡Mi madre está en el maldito hospital! Me importa una mierda si termino decapitado justo al llegar.

— Jaemin, es muy probable que el accidente fuera causado a propósito para llevarnos de nuevo a la ciudad.

— ¡¿Podrías siquiera tratar de entender lo que estoy sintiendo justo ahora?! ¡¿Te quedarías aquí si fuera uno de tus hermanos o tus padres?! — Le empujó con fuerza para quitarle del camino y esperó un segundos su respuesta hasta que terminó por reírse sarcásticamente de su silencio. — No lo harías, así que sal de aquí. Me estás estorbando.

Pasó a un lado de este, golpeando sus hombros en el proceso mientras trataba de recoger algunas otras cosas para poder irse.

No había estado esperando que su padre le llamara en la madrugada para avisarle que su madre estaba ingresando en cirugía tras un accidente automovilístico. Aparentemente su auto había presentado algún tipo de falla y, si explicó más de ello, no estuvo seguro pues dejó de escuchar.

Estaba aguantando sus ganas de llorar y trataba de repetirse que todo estaría bien. Que su madre estaría como siempre allí para sonreírle y jalarle sus mejillas como si aún fuera un niño pequeño. O que se quejaría sobre su música alta, que le regañaría por comer en su cama o le pediría que le avisara donde estaría esa noche.

Dios, eso no podía estar pasando.

Trató de tomar algunos de sus artículos personales que estaban sobre uno de sus muebles pero sus manos no estaban cooperando en lo absoluto. Sudorosas y temblando, dejaron caer todo al suelo. El maldito perfume rompiéndose en miles de pedazos.

— Justo lo que estaba necesitando. Carajo.

Juntó todo lo que no se había roto para dejarlo sobre la cama y luego comenzó a juntar los trozos de cristales quebrados.

Pronto los brazos de Jeno le rodearon por la espalda, sujetándole con fuerza mientras le alejaba del desastre. Pataleó con vigor, queriendo separarse mientras le gritaba que le soltara.

— Jaemin, necesitas calmarte. — La voz de este salió en un tono suave contra su cuello. —Estás temblando y ni siquiera has notado que pisaste uno de los cristales.

Aturdido, miró el suelo. Habían algunas gotas de sangre esparcidas por el lugar. Ni siquiera le dolía, no podía sentirlo. Tampoco notaba que estaba llorando y solamente fue consiente de ello cuando vio sus lágrimas golpear contra la madera debajo de ellos.

— Respira Jaemin, tienes que tranquilizarte un poco. Se que no suena fácil pero lo que menos necesitas ahora es que te hagas daño a ti mismo.

Se sintió realmente débil, totalmente incapaz de afrontarlo todo. Recargó todo su peso contra el de Jeno, no teniendo fuerzas como para seguir en pie por su propia cuenta.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now