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Si había algo que no estuvo esperando fue aquel grito por parte de Haechan que sonaba tan molesto como angustiado a partes iguales. Eso le tomó desprevenido y no supo bien cómo actuar. Notó que Jeno miraba en su dirección, notando que evidentemente estaba ya despierto. No sé veía contento ante ese pequeño detalle.

— Haechan, cierra la boca. Ahora. — Había una clara amenaza en la voz de este mientras se levantaba de la cama, importándole muy poco estar desnudo frente a su hermano menor. —

— Nunca has hecho algo idiota en toda tu vida. Siempre fuiste el señor perfecto ¡¿Tuviste que escoger justamente hacer esto en tu estúpido acto de rebeldía?! — Haechan ni siquiera estaba mirando a Jaemin, quien se sentía totalmente mortificado ante la situación. El castaño iba detrás de su hermano mayor, quien buscaba algo de ropa en su armario para vestirse.— ¡Maldición Jeno! ¡¿Siquiera estabas pensando con la maldita cabeza o solamente hiciste lo que tu pene te dijo que era una gran idea?! ¡Esto es ridículo! De todas las reglas que pudiste querer romper tras ser el único hijo decente de los Lee ¡¿Tenía que ser esta?! — El rubio ni siquiera podía entender lo que estaba sucediendo pero por lo nervioso que su amigo estaba luciendo, era evidente que había algo grande que no sabía. —

— ¡Por una maldita vez en toda tu puta vida cierra la boca si no tienes idea de lo que estás hablando! — Jeno apenas se había puesto unos pantalones antes de girarse hacia su hermano. Sus ojos brillaban con ese característico tono rojo y sus facciones parecían casi deformadas por la furia. Avanzó de forma salvaje en dirección al castaño, quien retrocedió un par de pasos asustado. — ¡Solamente cállate! ¿Crees que soy tan estúpido como todos ustedes para meterme en problemas simplemente cada maldito día? — La molestia se esfumó del mayor en casi un instante mientras que sus hombros caían. — Sé perfectamente lo que estaba haciendo, Haechan. Créeme que no soy ni un cuarto de impulsivo de lo que tú y el resto lo es.

Había algo amargo en su voz y la expresión de Haechan cambió en un segundo. Seguía sin ser especialmente buena, parecía que se veía algo dolido mientras buscaba algo que decir a su hermano.

Jeno negó levemente con su cabeza antes de girarse a su armario, tomando algunas prendas para dejarlas caer luego en la cama.

— Ponte esto. Estoy seguro de que debieron escuchar los gritos y si no han aparecido aún es porque nada se rompió... pero no tardarán en venir a ver qué sucede.

Jaemin no dijo nada, sintiéndose de verdad avergonzado de que toda la maldita familia fuera a enterarse de aquello y de esa forma.

Ni siquiera pudo ver a Haechan cuando este recién le prestó verdadera atención. Solamente el destello del enojo fue suficiente como para hacer que se sintiera demasiado mal. Se puso los pantalones sin levantarse de la cama y la camiseta recién la tomó al pararse.

— Mierda... — Haechan murmuró y Jaemin le vio de reojo, notando como es que este parecía examinarle mientras se ponía la camiseta. — ¿Seguro que no le has roto un hueso?

En otro contexto, quizás se hubiera podido reír de aquello pero eso sonaba demasiado serio como para que fuera alguna especie de broma.

— Si tuviera algo roto estaría llorando o mínimamente quejándose.

— Lo único que se quebró fue mi dignidad. — Dijo entre dientes antes de ver cómo es que el resto de los hermanos aparecía por la puerta. —

Quiso llorar de la vergüenza ¿De verdad tenía que pasar eso de esa forma? Diablos, podría saltar en ese momento por la ventana.

Yang Yang, Ten, Doyoung y Jaehyun llegaron apenas unos segundos después. El último ni siquiera parecía realmente sorprendido, lucía casi triste.

— Saben, escuchar los gritos de Haechan a esta hora es, por mucho, mi cosa menos favorita en el mundo. — Habló el mayor, manteniéndose apoyado contra el marco de la puerta. — ¿No pudieron armar toda esta escena durante la tarde? Mi humor es mejor cerca de las seis.

Bloody Drops || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora