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— Donghyuck, cierra ya la boca o voy a hacerlo yo por la fuerza.

Mark y Jaemin tuvieron que morder la parte interna de su mejilla para no reírse del regaño que el menor estaba recibiendo por parte de su hermano mayor. Haechan estaba prácticamente recostado sobre la mesa de la cafetería, lloriqueando algo sobre que sus profesores le odiaban y eran particularmente malos con él durante los exámenes o para hacer las correcciones de estos.

— ¡Juro que estudié con todas mis fuerzas! ¡El tipo me odia! — Volvió a lloriquear, tratando de hacer un pequeño puchero para que Jeno se viera mínimamente enternecido y se compadeciera de él.—

No funcionó.

— Jugar seis horas diarias videojuegos con Yang Yang en el cuarto de este no suena a qué realmente estudiaras algo. — Jeno ni siquiera le miraba, anotando algunas cosas en unas enormes carpetas que solía llevar consigo. — No sé cómo hayan sido las cosas en la manada de ese chico pero es evidente que no le enseñaron a cerrar una puerta. Comenzaré a creer que la hipótesis de que aún viven en cuevas es cierta.

Bien, había pasado una semana más de la invitación que Mark le había hecho a los hermanos y, aunque el ambiente aún podía ponerse algo tenso o incómodo de vez en cuándo, manejaban las cosas con bastante paz. Los dos mayores parecían tener una especie de trato silencioso de no discutir o decir tonterías y pasaban la mayoría del tiempo ignorando la presencia del otro.

Haechan, como ya se había acostumbrado, llenaba la situación con su voz, formando una especie de monólogo dónde descargaba todas las frustraciones sobre sus profesores y compañeros. En los cuales, más de una vez, Mark terminaba viéndose involucrado. Este solía rodar sus ojos con un poco de fastidio e ignorar lo que fuera dicho en su dirección mientras almorzaba lo que fuera que escogiera en ese día.

Jeno y Jaemin eran otro asunto. Y, aunque cruzaran unas pocas palabras o tuvieran conversaciones largas, se encontraban en una situación distanciada. El pelinegro le estaba dando su espacio y lo agradecía. No sabía a dónde es que aquello iba a dirigirles pero se sentía más tranquilo de aquella forma. No sobre-pensando las cosas y sin sentirse forzado a tomar una decisión.

Porque sabía que era únicamente él quien debía de escoger lo que sucedería después.

En parte, le dolía saber que Jeno aún iba a estar esperando por él de alguna manera. Aún con todo lo sucedido y con la evidente situación de que no estaba listo como para seguir hundiéndose más en un mundo como el suyo. Lo odiaba, porque sabía que no importara que dirección decidiera seguir, el mayor iba a estar bien con ello. No importaba si escogía dejar lo suyo como una amistad o si no quería volver a verle.

Se sentía terriblemente presionado aunque él nunca le dijera algo al respecto o lo insinuara. Era su propia mente y conciencia quien le repetían que no era justo tenerle esperando por él. Que lo correcto era decidirse cuando antes... pero no era tan sencillo.

Sus pensamientos fueron en otra dirección diferente cuando vio a Chenle entrar a la cafetería. Este apenas había volteado a verles antes de apartar sus ojos. Fue doloroso. Él quería a su amigo. Fue el primero en aquel lugar en extenderle una mano amistosa sin querer nada a cambio. Que se mantuviera lejos no le gustaba. Habían peleado tanto en esos últimos meses y no quería que el problema que les separara fuera algo como lo que él decidía hacer con su vida amorosa o con quienes planeaba juntarse. Lo entendía, no quería a los Lee y, en parte, disfrazaba el miedo con agresión y resentimiento.

Y le pesaba aún más el hecho de que por su culpa, Chenle y Mark estuvieran peleados. Sabía lo mucho que el chino significaba para su amigo. Que había sido su soporte tras venir de momentos difíciles. Dios, no solo le dolía. Sino que le enfurecía. Podía desear no volver a verle pero no era justo que hiciera aquello con el canadiense.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now