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Podía escuchar el suave murmullo de la televisión encendida en algún lugar del cuarto, molestándole lo suficientemente como para que comenzara a despertar. Sin embargo, se negaba a abrir sus ojos. La cama estaba tan caliente que le invitaba a seguir durmiendo.

Pensó en quién podría estar en su habitación, tratando de rememorar lo que sucedió. El recuerdo de haberse acostado a un lado de Jeno para dormir llegó rápidamente a su mente. Extendió uno de sus brazos, buscando al pelinegro pero encontrando en el otro lado de la cama vacío.

Soltó un pequeño quejido, queriendo patearle por no haber considerado que aún desearía poder dormir más. Se sentó perezosamente. Sin molestarse en querer ver, no deseando que la luz le cegara.

— ¿Podrías apagar esa cosa? Entiendo que no duerman casi pero yo siento que he sido atropellado por un camión.

— No está tan fuerte el volumen. No seas llorón, Na. Además, ya deberías de estar preparándote para desayunar. — Carajo, esa no era la voz de Jeno.—

Abrió sus ojos, encontrándose con Haechan muy cómodo sobre uno de los pequeños sofás de la habitación viendo la televisión. No había estado esperando su presencia en el lugar y agradecía no haber dicho algún nombre.

— ¿Qué haces aquí tan temprano?

Interrogó con un poco de pereza mientras salía de la cama para buscar algo con lo cual vestirse. Tomó algunas prendas de su maleta y se giró a dejar todo sobre la cama. Sonrió levemente al ver las vendas, desinfectantes y otras cosas que dejaron en la pequeña mesa de luz para su pie.

— Vine a despertarte así bajarás a desayunar.

— Ponerte a ver la televisión dudo de que cuente cómo despertarme. — Estaba confundido y divertido en partes iguales. —

— Bueno, no era el mejor momento para hacerlo. No te conviene salir de aquí justo ahora.

— ¿Pasó algo? — No quería más malas noticias. No podía con tantas a la vez. —

— Taemin vino con una mujer anoche. Ya sabes, para divertirse. Ella parece que interpretó que eso le daba derecho de pasearse por todo el lugar y entró al atelier de Ji Eun. Nadie entra allí salvó que ella de su permiso, es su santuario. — Haechan cambió los canales viéndose un poco aburrido. — Así que ahora mi dulce hermana ha de estar persiguiendo a la intrusa con sus tijeras. — Los ojos de Jaemin se abrieron desmesuradamente por ello, causando que el castaño se riera. — No lo tomes tan literal pero créeme que no es una situación bonita. Ji Eun y Taemin estaban peleando por ello. Sus discusiones nunca terminan bien. Ambos son demasiado testarudos, cosas de mellizos. La última vez tuvimos que remplazar la mesa del comedor y solo los calmamos arrojándolos a la piscina. Aunque bueno, eso no detuvo su furia, sólo la redireccionó hacia nosotros pero eso es más fácil de controlar.

— Muchas veces quise tener hermanos pero cuando ustedes hablan de los suyos, considero que tuve suerte de ser hijo único.

Haechan le arrojó un cojín a su rostro y ambos se rieron. El rubio terminó de vestirse y sacó una sudadera pues la temperatura había bajado un poco.

Su humor estaba mejor que el día anterior. Descansar hizo una gran diferencia y, aunque no pudiera decir que se encontraba precisamente feliz, no quería echarse a llorar en cada esquina del lugar.

Una vez que estuvo listo, abrió la puerta de la habitación. Lo primero que escuchó fue una seguidilla de insultos que avergonzarían a cualquiera. Luego algo que se rompía y finalmente un portazo. Asomó su cabeza ligeramente, alcanzando apenas a ver a una muy molesta Ji Eun subir las escaleras a una velocidad sobrehumana.

Bloody Drops || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora