16

4.4K 583 740
                                    


Jaemin estaba considerando seriamente tomar clases para aprender a decirle que No a Haechan. No se encontraba seguro de cómo es que este siempre terminaba por salirse con la suya ¿Será quizás algún poder loco de su parte que le hace obedecerle? O puede que simplemente fuera débil ante la mirada de cachorro herido que este le ponía. Yang Yang y Jisung solían hacerle lo mismo en el pasado... y puede que también en el presente para su vergüenza. Habían aprendido aquello de su madre con el tiempo.

Por ello ahora estaba ahí. Sentado al borde de la fuente en el centro comercial, con un suéter de hilo negro lleno de pelos de un gato callejero que se detuvo a acariciar en el camino y un café en su mano. Estaba esperando a su amigo, quien le invitó a que fuera con él a buscar unos nuevos juegos y mangas que salían a la venta. Claro que él no estaba allí totalmente gratis, había logrado intercambiar su valioso tiempo por una cantidad de 3 tomos de su manga favorito. Un trato justo a sus ojos.

Apenas estaba terminando su café cuando vio aparecer a Haechan entre las personas, siendo seguido de cerca por Jeno y esto último le hizo rodar sus ojos. Nunca antes le había parecido molesto la relación tan cercana entre los hermanos pero había terminado por ser fastidioso en los últimos días. El pelinegro había vuelto a unírseles en la universidad y parecía estar constantemente mirando en su dirección. Eso le incomodaba, provocando que soliera removerse en su asiento en busca de ser tan evidentemente sutil como fuera posible para que dejara de mirarlo de aquella forma. No entendía como, si es que este quería mantener en "secreto" el extraño beso entre ellos, este no parecía siquiera disimular un poco. No creía que Haechan o cualquiera no terminará por darse cuenta de la situación si seguía así.

Estaba volviéndose loco.

Más aún porque no entendía realmente lo que Jeno estaba buscando de él. Lo ignoraba, le buscaba, se iba, le ayudaba. No quería ni mirarlo y luego no parecía poder quitar sus ojos de él. Estaba jodidamente confundido. Pero realmente no tenía las agallas suficientes como para ir y preguntarle sobre ello. Menos aún cuando Haechan siempre estaba alrededor.

No era un sujeto de gran paciencia y prefería las cosas tan claras como fueran. De todos modos, si lo que este quería era una aventura, un juego, un capricho o simple curiosidad, igualmente patearía su trasero tras decir que no. Podría ser un gran idiota pero hasta él sabía que meterse con el hermano de tu amigo era una estupidez. A pesar de todo, quería a Haechan con todas las particularidades que tenía y no creía que valiera la pena tirar por la borda una amistad creciente por un jugueteo con un tipo caliente. De ello derivaba su nueva filosofía de vida, pensar con el cerebro y no más con su pene.

Se obligó a si mismo a poner su mejor sonrisa mientras se levantaba, saludando a los hermanos con un movimiento de su mano antes de que el castaño comenzara a arrastrarle por el centro comercial, apenas dejándole tiempo de deshacerse de su vaso de café vacío.

Realmente había sido demasiado iluso al creer que solamente irían por los malditos juegos y mangas. Haechan parecía dispuesto a probarse cada cosa de las tiendas al menos una sola vez y él era el encargado de decirle que todo le quedaba bien o empezaría a ver el asomo de un pequeño puchero en sus labios.

A veces este consultaba con Jeno, quien apenas murmuraba algo desde algún rincón, más interesado en lo que fuera que estuviera viendo en su teléfono. El menor no estaba muy feliz con ello, pidiéndole que le mirara y ayudara como siempre pero el mayor de los Lee parecía tener otros planes, dejándole la tarea a Jaemin.

Podría decir que, con el pasar de los minutos, terminó disfrutando un poco de la situación. Era divertida la forma en la que Haechan casi desfilaba y posaba para él con cada cosa que se ponía. Ni siquiera se vio inmutado cuando algunas personas a su alrededor comentaban en voz baja sobre ello. Jaemin apenas podía escucharles pero estaba seguro de que el castaño podría oírlos a la perfección sin embargo, su humor y sonrisa no flaqueó en ningún momento. Eso era de admirar, incluso Jeno pareció estar un poco molesto en algún punto, acercándose a ellos con un rostro asesino, mirando en silencio a quienes fueran que hablaban, casi retándoles a que siguieran con ello.

Bloody Drops || NominWhere stories live. Discover now