Capítulo 13: Mensajes

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Zed, como acto reflejo, le gruñó a la voz misteriosa que salía del bosque. Olfateaba una amenaza.

—Ay, pero qué clase de recibimiento es ese. Pues no quería luchar, ya me estoy cansando un poco, pero ustedes lo buscaron. –Quien había hablado se les acercó un poco más, haciéndose ahora visible ya que no contaba con la oscuridad que le proporcionaba el bosque. Era un chico encapuchado, alguien que nunca habían visto antes.

Para sorpresa de los dos, se les acercó corriendo en cuatro patas transformado en canino, al igual que los poderes de Zed.

—Al fin te encontré, perrito –le dijo antes de atacarlo con un sorpresivo zarpazo.

Zed lo esquivó rápidamente, pero su oponente no era nada lento y de inmediato volvió a atacar. No le quedaba otra opción más que luchar, el ataque era la mejor defensa, era lo que siempre decía Laly. Le lanzó un tarascón y le mordió el hombro, pero el otro le dobló la cara de un zarpazo.

De inmediato, el chico misterioso creó un clon de sí mismo que fue a atacar a Stacey, mientras él se quedaba luchando contra Zed.

—Bueno, creo que todavía me queda energía para otra pelea cuerpo a cuerpo, despu{es de todo, son de mis favoritas –rugió el chico con los poderes de Zed.

—¿Quién eres? –le preguntó Zed, mientras intentaba defenderse y atacar. Pudo notar, ahora que estaba muy cerca, que el chico tenía en su rostro una mezcla de los rasgos suyos con los de Stacey, aunque los ojos eran azules y usaba lentes.

—Eso no importa. –Fue la respuesta—. Solo venía a enviar el mensaje de que Killcide te está esperando.

—¿Qué? ¿Killcide está aquí?

El chico se separó de Zed, aunque en posición de alerta para seguir luchando, mientras su clon luchaba contra Stacey, que parecía necesitar ayuda. El clon tenía los poderes de Zed, y aunque Stacey intentara usar sus poderes de energía negativa en él, no parecían tener efecto. Y como si esto fuera poco, de vez en cuando, el clon usaba los poderes de energía negativa contra su propia dueña. A duras penas ella podía defenderse de las mordidas y arañazos de ese Zed malvado.

—¡Ya déjala en paz! –Zed intentó ir hacia Stacey para ayudarla, pero el chico se le interpuso en su camino y otra vez comenzaron una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo de mordidas y zarpazos.

—Mirá –le dijo el chico a Zed, mientras enviaba un segundo clon a luchar contra su amiga—. Mis clones están programados para matar, pero puedo desaparecerlos muy fácilmente, o puedo seguir invocando más, igual de fácil que desapareciéndolos.

—¿Qué quieres? –le gruñó Zed, desesperado, encontrándose sin salidas.

—Killcide te espera en el laboratorio abandonado, vos sabés dónde queda.

—¿Qué? ¿Por qué a mí?

—Mirá cachorro, por cada pregunta tonta que me hagas voy a enviar otro clon hacia tu amiga –diciendo esto, un tercero fue hacia la lucha.

Justo en ese momento, Rain apareció de los arbustos, cargando con grandes chorros y látigos de agua y fue en defensa de Stacey. No se había ido muy lejos, cuando empezó a escuchar los gritos de su compañera, y olvidando la reciente pelea, se apresuró para ir a ayudarla.

—¡Rain! –Stacey, malherida, se sorprendió de alegrarse al ver a su compañero, a quien minutos atrás había deseado no tener que dirigirle la palabra jamás.

Ambos se asombraron mucho al notar que ahora los clones tenían también los rasgos de Rain, y frenaban el agua que él les enviaba, a la vez que los atacaban a ellos con látigos de agua. No importaba cuánto se esforzaran los chicos por lastimarlos, parecía que estos clones no sintieran dolor alguno.

Escuela de Villanos [3]: Año de descubrimientosOnde histórias criam vida. Descubra agora