Capítulo 6: Hora de ser útil

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Lavanda entró en la recepción del gran edificio, se dispuso a leer las mentes de todos los que pasaban. Nada interesante: "por fin es viernes", "qué pesado es mi jefe", "ya necesito vacaciones", "¿cuántas calorías voy a quemar por subir cinco pisos por las escaleras? Veamos... deben ser 50, 100, 150, 200 escalones. ¿Cuántas calorías serán por escalón? Ay, mejor espero el ascensor".

Las mentes casi siempre estaban divagando, si quería obtener información era mejor empezar a hacer preguntas, entonces orientaría a las mentes a pensar en lo que ella quería. Se acercó al grupo de personas que esperaban los ascensores, había cinco de ellos.

—Disculpe –le habló a uno que tenía un guardapolvo—, soy nueva aquí y me he perdido un poco, estoy buscando un laboratorio.

—Creo que se equivocó de edificio –le respondió el hombre extrañado—, este es un edificio de gobierno, no de ciencia.

No había nada en su mente que delatara que pensara lo contrario.

"Si supiera" escuchó un pensamiento. Pero ¿de quién? ¿Quién había pensado eso? Era un gran grupo de gente. Justo en ese momento llegaron dos ascensores y las personas se dividieron para subir a ambos. Lavanda subió con uno de los grupos, esperaba haber elegido bien.

—¿Por qué sube? –le preguntó una mujer—. ¿No dijo que buscaba un laboratorio?

"Esta me da mala espina" –pensó la mujer.

—¿Usted me escuchó hablar? –le preguntó Lavanda. La mujer asintió—. Bueno, sé que este es el Cuartel General, vengo por una misión, soy miembro del Top 5 –pensó que eso bastaría para que la dejaran en paz, pero no fue así.

—No te conozco –le respondió la mujer.

"Debe ser la nueva" –decían algunos pensamientos—. "¿Ella es la hermana de Luxor? No se ve tan guapa como él", "es muy pequeña para eso, ¿estará mintiendo? La veo un poco nerviosa".

Lavanda no veía la hora de bajarse de ese ascensor, por suerte, ese momento llegó muy pronto. En el primer piso que frenó, se bajó y buscó apresurada el baño, para poder pensar tranquila. Se miró al espejo para darse valor, sus ojos lilas llameaban excitados por la nueva misión. Su tía estaba poniendo en peligro a toda la federación, si lograba descubrirla quizá pudiera detenerla. Y de paso, averiguar dónde se llevaron al hombre que ellos habían rescatado y que había sido poseído por el nysyrg. Se lavó la cara y cuando volvió a mirarse, vio una sombra detrás de ella.

—¿Dabeb? –preguntó.

—El mismo. –Una voz le respondió desde la sombra de un baño.

—Justo estaba pensando en ti, necesito tu ayuda.

Dabeb sonrió.

—Vamos a portarnos mal –le dijo con una sonrisa—. Mira, si logras apagar la luz del primer piso puedo abrirte la puerta a los archivos secretos.

Lavanda se puso seria. ¿Cómo hacía eso?

—Basta con bajar la térmica de la electricidad.

Lavanda asintió. Sería difícil, pero no imposible. Cada piso tenía una térmica que alimentaba todo el piso, claro que estaba en la entrada, donde estaban los guardias de seguridad. Respiró profundo, no importaba, era por una buena causa.

Camino a paso seguro y bajó las escaleras hasta llegar al primer piso. Divisó la térmica allá en la pared, junto a un guardia, claro. A ver qué estaba pensando ese hombre.

"Ya cumplí 6 horas de vigilancia, me quedan dos y podré ir a casa. Apenas llegue voy a hornear un pie, tengo ganas de comer un pie, podría ser de manzana o de pera. Me quedan algunas peras."

Escuela de Villanos [3]: Año de descubrimientosWhere stories live. Discover now