Escuela de Villanos [3]: Año de descubrimientos

Capítulo 3: Bienvenida al equipo

Lavanda acababa de despedirse de Dabeb, que se mezcló en las sombras, cuando:

—¡Lavanda! –Luxor apareció a su lado—. Me llamaron, ya podemos ir a nuestra reunión con la –su voz cambió a una más solemne en tono de broma—, Supervisora General. ¿Con quién hablabas? –le preguntó después.

—Con Dabeb –le contó ella—, pero ya desapareció.

—Qué conveniente –bromeó Luxor—, nunca he podido conocer a ese amigo tuyo. ¿Segura de que no es imaginario?

Lavanda puso los ojos en blanco, ya cansada de esos chistes de su hermano.

—Ya te expliqué, la luz lo lastima, solo puede aparecer donde haya sombra.

—Bueno, como sea –a Luxor no parecía importarle mucho—, vamos, la tía nos espera.

Lavanda y Luxor entraron en la enorme y lujosa oficina de la Supervisora General de la Federación, su tía. Era la más grande de todas, con una vista excelente hacia la ciudad de Siasca. Una enorme bandera azul de una tela muy fina y costosa la acompañaba a su lado, de pie en un mástil de madera.

—Mis queridos sobrinos –les habló ella, su rubia cabellera estaba peinada en un recogido y tirante rodete sobre su cabeza, portaba, sobre su delgado cuerpo, el uniforme más distinguido de la federación, el uniforme de Supervisora General, que alguna vez llevó el General Zhu—, tomen asiento.

Ya estaba curada de la pelea con Volto, pero su piel todavía presentaba quemaduras debido a la electricidad. Lavanda la observó, pero se esforzó por anular sus pensamientos, no podía pensar nada negativo de ella, o su tía lo sabría incluso antes de que lo pensara.

—Buenas tardes, querida tía –le habló Luxor, relajado, mientras se sentaba—, ¿qué misión tienes para el inigualable Top 5?

—Sé que es la primera misión de Lavanda como miembro del Top 5, por lo que no será muy peligrosa, aunque sí muy importante. –Pasó un sobre por el escritorio, que Luxor recibió y abrió—. El Concejal Wam de la isla Mayinua está camino a Siasca. Su trabajo es escoltarlo en cuanto entre a nuestra ciudad y traerlo ante mí.

—¿La isla Mayinua? –preguntó Lavanda, intrigada—. Las personas de allí no suelen viajar a la federación y mucho menos a la capital.

—¿Qué pasa, sobrina? –La tía le hablaba con superioridad—. ¿Rechazas la misión?

—¿Qué? ¡No! Pero es que...

—¿Te da miedo? –La volvió a interrumpir la tía.

—¡No! –Lavanda se puso de pie—. Es solo que... ¿por qué alguien de Mayinua, por qué un concejal, vendría a la capital? ¿No son los que trabajan con magia negra?

—Como miembro del Top 5 tu misión es recibir y ejecutar órdenes —le respondió la tía, levantando una ceja—, no hacer preguntas.

—Te equivocas –la desafío Lavanda, mientras Luxor miraba la escena con la boca abierta, sin saber qué hacer o decir—, conozco muy bien el protocolo, mi misión es proteger la federación, y no confío en la gente de Mayinua.