II

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—Otra vez.

El chico volvió a disparar.

—Otra vez, y sube un poco más el codo.

Esta vez, el puñal cayó mucho más cerca del blanco a varios metros, el joven soldado giró para mirarlo, Nolan solo asintió con la cabeza y se alejó para ir al siguiente.

Era el quinto día después del ataque a Ilhea, y ya era el segundo día de entrenamiento después de eso. Los tres anteriores, habían sido un completo caos.

Los demás Reinos habían enviado refuerzos, tal y como ellos hicieron con Ethesbba hacía meses, pero nunca llegaron a tiempo, no cuando ellos lo necesitaron. Aunque tuvieron la suerte de recibir su ayuda para comenzar a reconstruir el Reino.

En pleno invierno.

Nahobian había transportado comida y madera para las hogueras debido al invierno que temían se acercaba, uno mucho peor que el que transitaban justo ahora, comida y madera seca por montones, al igual que abrigo. Ethesbba había traído material para reconstruir la Capital prácticamente destruida al igual que el castillo, todo a orden de la Reina Bella; además de ofrecer refugio para los desamparados en su Reino. Arco no estaba muy feliz, pero su esposa no le había dado mucha atención, finalmente había tomado las riendas de su propio Reino.

Los soldados kianos, habían quemado plazas y casas al azar, habían roto mercados y habían matado a muchos. Había destruido el jardín del castillo, y quemaron uno de los establos, con varios caballos dentro que no pudieron escapar a tiempo. Y si no hubiese sido por Kalena, la biblioteca se hubiese quemado por completo, habían podido recuperar gran parte de la habitación.

Al igual que muchas habitaciones comunales del palacio, habían sido destruidas, no necesariamente con fuego, simplemente, fueron destruidas.

Además de que centenas de soldados murieron junto a los ciudadanos de la Capital y de la Provincia del Oeste que fue atacada en el proceso, y se habían llevado a Arani.

Se habían llevado a la Capitana, y nadie había podido evitarlo, aunque lo intentaron. Ella los congeló a todos en el suelo.

Congeló los pies de todos en la Sala del Trono cuando quisieron ir a ayudarla al verla en las manos de su hermano mayor, los soldados habían actuado al momento en el que lo vieron, pero ella les había dado su última orden y los inmovilizó por completo.

Incluso a él, le había congelado los pies al suelo de la misma manera que lo hizo el día que fue a cazar con el General a los espías para curarle el golpe que ella misma le había dado en la lucha donde la puso a prueba. Aun así, Nolan había intentado liberarse de igual manera, algo en su interior lo había obligado a liberarse le costase lo que le costase.

Había roto por la mitad la hoja de su espada favorita intentando quebrar el hielo, pero ella lo hizo subir por sus tobillos hasta sus rodillas demostrándole que no lo liberaría, y cuando él levantó la vista vio el ruego en su rostro. En el rostro libre de hierro al fin.

Y esa mirada lo transportó al día en el que abrió esa puerta de hierro en Ikhia, hacía seis meses, cuando vio a una andrajosa, mal alimentada y sucia inmortal de cabello corto y opaco con una máscara de hierro. Ella le había pedido que si venía a matarla que lo hiciera rápido y le ahorrara el sufrimiento de una vez. Nolan había oído esa vez el ruego dentro de esas palabras que fingían ser de sarcasmo y burla.

Hacía cinco días, ella no había dicho nada, pero le había rogado con la misma mirada que le mostró en Ikhia que la dejara ir, que sabía que moriría y que la dejara irse.

Y Nolan había dejado de intentar romper el hielo en ese momento, su espada ya estaba quebrada a su costado, y allí la había dejado ir. Y cuando Khowan fue liberado y lo enfrentó diciéndole que debían ir a buscarla, se odio a sí mismo por decirle que no debían.

El Trono de Hielo #2 (TERMINADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora