XXI

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Sus ojos se abrieron como cada día. Nuevamente, como si fuera la misma rutina desde hace cuatro días, se levantó tan lento que parecía un martirio, respiró unas diez veces intentando ignorar el dolor, se volteó y apoyó los pies sobre el suelo alfombrado de su habitación, sus manos apretaron lo más fuerte que pudo las mantas, lo cual fue muy poca fuerza par su gusto.

Había vuelto a Ilhea y ni siquiera lo había notado.

Lo último que recordaba era haber despertado y ver a Nolan, él la había ayudado a beber agua, pocos minutos después, su madre y hermanos habían entrado a la habitación. Deker se había prácticamente lanzado a la cama cuando la vio sentada en ella y con el Comandante a un costado en una silla.

Kalena había querido decir algo en ese momento, pero como en ese mismo momento, su voz aun no aparecía. Luego había sido Khowan quien la abrazó, por otro lado, su madre casi los había sacado de las orejas para besarla, abrazarla y regañarla por casi morir.

Sutil como siempre.

Luego de eso, Deker le contó exactamente qué había sucedido parte por parte hasta que vió a Kalena en el suelo moribunda con un kiano ahorcándola sin piedad alguna.

Kalena lo observó en cada momento del relato con los recuerdos volando en su mente; preguntándose si lo que vio había sido o no real. Si lo que había visto de su hermano había sucedido o lo había imaginado.

Le rogaba a los Dioses que fuese mentira, con todas sus fuerzas.

Cuando toda esa historia acabó volvió a dormirse y había despertado aquí. En su habitación, en Ilhea.

En algún momento debieron de transportarla finalmente a Ilhea.

Con más esfuerzo del que pudo imaginar, obligó a sus piernas a ser fuertes y finalmente se incorporó, estuvo mareada unos segundos pero cuando finalmente se recuperó dio pequeños y lentos pasos hasta el espejo de cuerpo completo que había en su habitación. Cuando llegó, la imagen la dejó perpleja.

Siquiera le prestó atención a la lágrima que dejó su ojo para luego caer rápidamente por su mejilla amoratada.

Sus pies estaban descalzos como cada vez que dormía, no tenía idea de quien la había desvestido nuevamente pero estaba descalza. Esta vez, no usaba un camisón largo, no, usaba unos pantalones pequeños de seda que le llegaban a la mitad del muslo, donde podía ver; además de muchísimos moretones distribuidos en su piel, la enorme venda que cubría gran parte de su extremidad.

El solo verla la hizo consciente del dolor del corte que ese maldito había hecho, la venda blanca estaba algo manchada con pequeñas gotas de sangre, pero nada que necesitará cambiarse aun.

Subió su vista poco a poco, donde una especie de camiseta la cubría, no tuvo que levantarla para sentir el gran pinchazo en sus costillas, seguramente tenía un gran moretón debido a los golpes con el suelo que el kiano la había obligado a dar. Su brazo izquierdo también estaba vendado, había otros raspones pequeños en el derecho pero nada grave.

Luego tenía un moretón en una de sus mejillas debido a un puñetazo y el labio roto. Vio sus ojos con varias venas rojas fuego que se esparcían por todo el globo, el celeste de su ojos incluso parecía más fuerte que nunca rodeado de tanto rojo.

Y para terminar, un poco más abajo, podía ver diez dedos marcados con morado en la antes piel blanca de su cuello, podía ver a la perfección la silueta de cada dedo que la había asfixiado por el tiempo suficiente para hacerle pensar que la matarían, hubiese sido así de no ser por Deker.

Alrededor de cada dedo podía ver como comenzaba a aparecer un color verdoso, el dolor siquiera le dejaba tragar, mucho menos hablar.

Hubiese seguido con esa inspección personal, pero un pequeño y agudo chillido le llamó la atención.

El Trono de Hielo #2 (TERMINADO) Where stories live. Discover now