XXX

60 12 0
                                    

Sexto Mes de Encierro

—¿Puedes decirme que estás intentando hacer? —preguntó una voz a sus espaldas.

Arani no necesito voltear para ver quién estaba detrás, oír su voz ya era demasiada señal de quien se encontraba a sus espaldas.

—Este es mi primer invierno libre —contestó encogiéndose de hombros mientras tomaba un puñado de nieve endurecida e intentaba ponerla sobre la montaña que estaba formando —. Siempre he oído a la gente decir que en invierno se hacen muñecos de nieve, y quise intentarlo.

Hubo un silencio tenso en el enorme patio, vio de reojo como Khowan se quedaba a su lado para tomar un puñado de nieve y acomodarlo en la enorme pila.

—¿Nunca hiciste un muñeco de nieve? —preguntó el Rey con tono suave, cauteloso.

—No, jamás —dijo con simpleza —. Ellos jamás me dejaban salir en invierno, decían que eso fortalecería mi poder y ellos no querían tal cosa. Solo podía salir unos minutos sin que ellos lo notaran, pero jamás me alcanzaba el tiempo.

Khowan a su lado suspiró expulsando un gran vaho blanco, asintió y comenzó a redondear la montaña con sus manos sin guantes. Hacía bastante frío en ese momento, aún así, Arani no se había privado de hacer un muñeco de nieve por primera vez.

Observó de reojo el atuendo de pieles del Rey, su cabello negro, el cual había crecido apenas unos centímetros se movía con el viento... Su nariz estaba roja al igual que sus labios por culpa de la baja temperatura. Pero él estaba ayudándole a hacer un muñeco de nieve.

Arani debía admitir que era algo gracioso ver esta escena, dos inmortales, de más de noventa años, haciendo un juego de niños. Rió en su interior, aunque estaba segura que había reído y que él la había escuchado.

—¿Has probado hacer un ángel de nieve? —preguntó él varios minutos después tomando pequeñas bolas de nieve que supuso que imitaban los botones de la ropa del muñeco.

No tenía idea, pero Khowan parecía un experto.

—Sobre eso... —comenzó a decir algo avergonzada —¿Debo dibujarlo en el suelo con los dedos o cómo?

Observó el rostro pálido de Khowan retorcerse debido a las risas que comenzó a soltar, mientras el Rey reía a carcajadas, Arani lo observaba expectante a ver que le había dado tanta gracia al hombre.

—No, claro que no —dijo Khowan mientras intentaba recuperarse de su ataque, cuando finalmente se detuvo a respirar, Arani vio como ponía esa expresión pensativa, seguido a eso él se puso de pie y le extendió la mano —. Ven, acompáñame.

Arani ladeó la cabeza curiosa, pero en ningún momento dudó en darle la mano. Con ayuda de Khowan se levantó de la nieve, él la alejó rápidamente del muñeco, cuando se detuvieron la soltó.

—Bien, acuéstate —pidió él, debió ver la duda y confusión en su rostro —. Tu hazme caso, te estoy enseñando.

—Cómo me dé hipotermia te aguantas —advirtió mientras volvía a sentarse en el suelo.

—Puedes controlar el hielo, es prácticamente imposible que tengas hipotermia —comentó él.

—Te sorprenderías —ironizó ella viajando a sus recuerdos pasados, rápidamente sacudió la cabeza volviendo a su presente —¿Ahora que?

Vio una sonrisa formarse en la boca de Khowan.

—Ahora, te acuestas y empiezas a mover tus brazos y piernas de un lado a otro —dijo enseñándole que hacer.

Intentando no reírse de lo ridículo que sonaba todo, acostó la espalda sobre la nieve, sintiendo casi al instante el frío filtrándose por su chaqueta color crema y piel gris. Luego, soltando una pequeña risa sin poder contenerse comenzó a mover las piernas y las manos de la manera en la que Khowan le había indicado.

El Trono de Hielo #2 (TERMINADO) Where stories live. Discover now