XLVI

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Ese día, cinco mujeres habían ido a despertarla.

Pues si, luego de dos meses de la caída del Rey, la iban a coronar.

Sí, como lo oyes, hoy iba a convertirse en Reina, que locura.

Habían pasado muchas cosas en dos meses... Incluso sin ser la Reina aún, Arani había descubierto que al parecer su palabra ya valía oro.

Había tomado dinero del Arca Real y la había usado para reparar y reconstruir todo el Reino de Kainhet, incluidas sus nuevas Provincias que antes eran Reinos. Las obras habían empezado desde el día en que dio la idea, también desapareció la esclavitud de todos los lugares impartiendo condenas de dos a más años de prisión a quién no obedeciera esa nueva Ley. Liberó a todos los esclavos y les dio refugio mientras recuperaban sus vidas. También comenzó a pagarle a los trabajadores del castillo, dándoles la oportunidad de vivir fuera del castillo si así lo preferían. Había cerrado por completo las Arenas y las áreas de trabajo.

Hundió la cabeza en su almohada mientras sentía a las mujeres moverse por toda su habitación, moviendo cosas de aquí para allá. Y finalmente, entendiendo que debía de levantarse, sacó la cabeza de entre todas esas cómodas almohadas y suspiró quitándose el cabello del rostro.

Seguía sin despertar perfecta.

—Buen día, Majestad —saludó una de las mujeres.

—Buen día —devolvió el saludo saliendo de la cama y estirando las mantas mientras ellas preparaban algunas cosas en el otro lado de la habitación.

Era claro que ella se negaría a ciertas cosas. Como que armaron su habitación, la bañaran o vistieran. No tenía tres años para esas cosas.

Luego de eso fue al baño y tomó un baño bastante rápido sin preocuparse de si el agua estaba caliente o no, total, ya no hacía más frío. El invierno había desaparecido por completo.

Salió de la ducha con la bata de seda blanca sobre el cuerpo, se acercó a la pequeña plataforma y con ayuda de las mujeres, por primera vez dejó que la ayudarán a vestirse. Le pusieron el vestido y luego de minutos, cuando ya la habían peinado y arreglado estaba lista y volvió a la plataforma para darse un último vistazo.

Observo el vestido de un color dorado claro, observo como dejaba sus hombros descubiertos para luego comenzar por debajo de su clavícula con encajes blancos que llegaban hasta sus muñecas como si fueran enredaderas formando las mangas. Luego, la tela comenzaba a tomar su color dorado por la parte de su pecho aún mezclados con el encaje.

La tela apretaba cada curva de su silueta y el corsé se ataba en la parte trasera. Siguiendo hacia abajo, el vestido estaba repleto de detalles blancos que bajaban por el centro de su cuerpo hasta llegar a su ombligo, luego, se abría a los costados formando la cola del vestido, completamente dorada. Y como sin pantalones no era ella misma, el vestido se abría a la mitad mostrando la segunda parte del vestido que únicamente eran unos pantalones del mismo color que la cola haciéndola parecer una media falda, para completar el conjunto usaba unos zapatos cosas tacos completamente blancos.

Observó su cabello dorado más largo y brillante que los meses anteriores peinado de manera perfecta. Las mujeres habían tomado varios mechones enroscándose entre ellos hasta formar una corona con su mismo cabello dejando que el resto del cabello quedara con sus habituales ondas cayendo desde su frente hasta cubrir todas su espalda.

Luego habían puesto pequeños diamantes cristalinos en sus orejas y uno aún más pequeño en su cuello sostenido por una cadena de oro rosado.

Se observó a sí misma, estaba segura que jamás había estado tan arreglada como ahora. Debía admitir que se veía hermosa, se sentía hermosa. Todo lo que debía estar tapado estaba tapado. Excepto la casi invisibles cicatriz de su hombres donde Arsel la había apuñalado en las Arenas meses atrás.

El Trono de Hielo #2 (TERMINADO) Where stories live. Discover now