XXXIV

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95 años y cuatro meses atrás

Hoy los Ilhea vendrían a Kainhet.

Claro que Brianna no tenía idea de porqué lo harían, nunca nadie le contaba nada en ese enorme y a la vez, solitario palacio.

Una humana estaba ajustando mínimamente las cintas traseras de su vestido. Preguntando cada poco segundos si se encontraba bien y si quería aflojarlo un poco.

—Termine, majestad —dijo la criada pocos minutos después.

—Gracias, Mary —respondió ella observando la enorme barriga de la humana —. Ya estás cerca de tener a tu niño ¿Verdad?

La humana le sonrió radiantemente, al menos ella si sonreía, luego de la pérdida que había tenido. Su esposo había muerto hacía pocos meses atrás cuando enfermó terriblemente, el último regalo y recuerdo que el pobre hombre le había dejado había sido un niño o niña, no sabían.

—Sí, majestad, con suerte en pocas semanas vendrá al mundo mi niño. Y parece que no soy la única —contestó la mujer haciendo una seña hasta el estómago de Brianna —. Por primera vez en años la veo totalmente radiante, señora.

Brianna se mordió la lengua para evitar que las lágrimas no se atrevieran a aparecer. Luego de veintiséis años, y tres embarazos perdidos, Ero la había dejado en paz al fin. No más escaleras, no más golpes, no más visitas a la vidente.

La última vez que había ido junto a su esposo, esa mujer había dicho que sería un niña normal, y que sería un cría que jamás sería más poderoso que él. Ero se había sentido conforme con eso, y había dejado que el embarazo siguiera. Diciendo cada vez que se hablaba del tema que podría ganar tierras con la bebe, podría comprometerla con un noble y unir las tierras.

En resumen, su hija sería una moneda de cambio de la misma manera que había sido ella.

A veces se sorprendía de las ironías que la vida le presentaba.

—Gracias, Mary —respondió finalmente cuando halló su voz —. Mary, ¿Podría pedirte algo?

—Lo que sea majestad.

—Has estado junto a mi los últimos diez años. No quiero ser indiscreta, pero ¿Considerarías estar conmigo en el momento en que dé a luz? Ya no quiero estar sola —le sonrió, segura de que sus ojos brillaban por las lágrimas que sabía contener como nadie —. Está bien si no quieres, de hecho, disculpame por la pregunta, es algo tonto.

Sintió como la humana tomaba sus manos para apretarlas, Brianna volvió a mirarla topándose con una enorme y brillante sonrisa.

—Nada me haría más feliz que acompañarla en ese momento. Me honra que me crea una persona de confianza para eso, gracias majestad.

—A tí, Mary. Siempre a ti por hacer un poco más llevadera mi vida.

—Bien, antes de que comience a llorar como una magdalena vamos abajo los Ilhea ya deben haber llegado —dijo finalmente la humana —. Permitame.

La humana se desvió hasta una pequeña mesa y tomó la corona de Brianna con ambas manos antes de ponerla en su cabeza, luego puso la capa roja sobre su espalda y la ayudó a prenderla. Luego de eso, Brianna salió de su torre con la humana respaldandola en todo momento.

Como si fuera rutina, bajó escaleras, cruzó corredores antes de llegar a la sala del trono. Allí fue cuando se separó de Mary.

Había conocido a la humana diez años atrás cuando había tenido su último embarazo, ella la había encontrado inconsciente y llena de sangre, luego de eso, cuando Brianna despertó, la humana ya no quiso despegarse de ella incluso le había pedido ser su dama de compañía.

El Trono de Hielo #2 (TERMINADO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora