❛ ୧ 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗕𝗢𝗬 . . .
─── elvis fanfiction
🕺🏻 Mi amor, mi querida, he anhelado tu toque un largo y solitario tiempo y el tiempo pasa tan lentamente. ¿Todavía eres mía?❞
Elvis Presley se presenta en el Louisiana Hayride con un traje rosa y ojos...
╔══════════════════╗ ✾ II. THE SNAKE & THE BASILISK ✾ Elvis
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"Les leeré el futuro, y lo puedo transformar." — La Princesa y el Sapo ╚══════════════════╝
EL MAYOR DEFECTO QUE ELVIS tenía era que ansiaba la magia. Quería que la vida se sintiera importante. Quería propósito y peligro. Quería algo más grande de lo que tenía. Elvis Presley quería que las cosas fueran como en los cómics. Besos que traen de vuelta a los muertos. Guerras que diezman a la clase dirigente. Profecías. Dioses furiosos. Inmortalidad. Había sido mimado con tantas historias que la realidad palidecía en comparación.
Y entonces, por supuesto, una de esas cosas que solía ser una fantasía se convirtió en algo muy real, real y tangible.
Todavía le hormigueaban los labios por el beso que había dado hacía una hora e incluso con esa prueba física de que efectivamente había sucedido y no era su imaginación... no terminaba de asimilarlo.
Todavía podía ver el rostro de la más joven de los Kennedy entre la multitud en su mente, los ojos grises enfocados en él con una intensidad casi aterradora y las mejillas pálidas enrojecidas bajo las duras luces del escenario. Elvis no sabía qué le había poseído para acercarse y besarla directamente en la boca, saboreando algo mentolado y fresco en sus labios en forma de corazón.
Tal vez había sido el efecto de la emoción de tener un público gritando por él. Fue abrumador en su momento, pero le había encantado cada segundo de su propia actuación; los gritos, la sensación de sus dedos contra las cuerdas de su guitarra y, por supuesto, cómo su boca expulsaba palabras con acento sureño, letras recubiertas de miel, diseñadas para enzarzarse en los corazones de la gente.
Las luces blancas, amarillas y azules de la calle le iluminaron la cara mientras caminaba con paso firme. Pero, las luces parpadeaban y se creaban sombras a su espalda. Sus ojos azules se estrecharon ante la oscuridad que se agitaba tras él, aunque sabía que nadie se atrevería a seguirle. Gracias a su ingenuidad no se dio cuenta de la gran figura que se escondía en las sombras de la noche, sosteniendo un bastón y mirándole con ojos claros y ambiciosos.
El pelinegro continuó caminando, siendo cazado por Lucifer; su futuro carcelero, el diablo, merodeando como un león rugiente en busca de alguien a quien devorar.
Cuando por fin se detuvo, se topó con un pequeño negocio llamado la Casa de la Intuición. El cartel morado estaba empolvado.
Su madre le había advertido sobre este tipo de lugares; por algo eran tabú. Y tal vez si no hubiera estado medio drogado por la adrenalina que corría por sus venas en ese momento, entonces tal vez no se habría animado a golpear suavemente la puerta del establecimiento sólo con los nudillos, sintiendo un extraño presentimiento que le empapaba el alma.
