❪ diecisiete : ya no más un chico ❫

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✾ XVII. NOT A BOY ANYMORE ✾
Elvis & Jack

"Soy cruel y despiadado, ya no me importa cuánto ha de costar, si ha de continuar, a ningún lugar, tu pueblo irá

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"Soy cruel y despiadado, ya no me importa cuánto ha de costar, si ha de continuar, a ningún lugar, tu pueblo irá."
— El Príncipe de Egipto
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1963

Elvis amaba su vida.

Rezaba a Dios y le daba las gracias por haberle dado todo lo que había soñado. Tenía el trabajo de sus sueños, poniendo voz a los personajes de Disney y haciendo películas realmente buenas gracias a Eva. Su mujer era su amor de la infancia y sus hijos eran sus mayores alegrías, a pesar de que ambos se inclinaban más por la genética Kennedy.

Lois era la doppelgänger de su madre con sus brillantes ojos grises y los labios de Elvis. Pero, bueno, Elvis se contentaba con saber que aunque su hijo tenía la coloración de Jack, John se parecía extrañamente a él. Su hijo había crecido y tenía el pelo cobrizo y los ojos grisáceos, pero poseía la clásica sonrisa y estructura facial Presley, y se parecía tanto a su padre que parecía apropiado que su segundo nombre fuera Elvis.

Pero incluso entonces, echaba de menos a Eva con todo su corazón cuando estaba lejos en Texas o en Washington, compitiendo con otros senadores en el Senado. Quería que estuviera con él, horneando juntos cuando el tiempo se volvía más frío y las hojas caían. El horno calentando la cocina, la compañía de Eva derritiendo su corazón y los productos horneados llenando el aire con olores dulces y deliciosos.

Elvis quería que ella volviera a casa, porque había notado que la castaña había cambiado, y no precisamente para bien.

Se había dado cuenta lentamente, pero Elvis había descubierto la verdad.

Eva se había convencido de que ese cambio era necesario, esa oscuridad que ahora llevaba cuando creía que él no lo notaba. Su mujer se convenció a sí misma de que ese camino era la única forma de sobrevivir, de hacerse más fuerte que los del Senado. Consumía su mente, su corazón y su alma. Había dejado que ese poder entrara, que corrompiera cada vena, que hiciera que sus ojos grises parecieran de acero duro cuando no lo miraba a él o a sus hijos.

Pero, de nuevo, por mucho que Eva ocultara esa parte de sí misma, Elvis sabía que disfrutaba de los gritos de miedo y amor que recibía a partes iguales. Sabía que cuando su mujer dio la bienvenida a la oscuridad, ni siquiera le importó. Porque al final, cuando el pueblo de Texas la nombró su senadora, no se arrepintió de nada.

¿Cómo iba a hacerlo?

A su mujer le gustaba lo que hacía de la misma manera que a Elvis le gustaba moverse en el escenario; hacía girar bolígrafos y firmaba papeles con tinta oscura con pequeños movimientos florecientes. Y, por supuesto, a Eva le encantaba andar con Jack por Washington, dando conferencias de prensa y siendo su fiel sombra con sonrisas afiladas.

STARBOY ▹ ELVIS PRESLEY ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora