❪ siete : velo dorado ❫

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✾  VII. GOLDEN VEIL ✾
Elvis & Eva

"Si la quieres mírala y ya verás que no hay nada qué preguntarle

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"Si la quieres mírala y ya verás que no hay nada qué preguntarle. No hay nada que decir, ahora bésala."
La Sirenita
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Suaves luces blancas y azules iluminaban la noche en el exterior y se filtraban a través de las ventanas de la habitación, dando a los pómulos de Elvis un tono brillante. El estómago se le revolvió de los nervios.

—Sólo es una boda, madre —dijo el azabache con voz cansada cuando su madre dio un paso atrás y estudió por octava vez la forma en que su corbata estaba anudada en su cuello, con ojos sospechosamente brillantes. — Has asistido a docenas. No hay razón para alterarse.

La mirada de Gladys fue penetrante cuando lo miró. Su expresión era tranquila, pero había una intensidad ardiente en sus ojos azules, y un pequeño trozo de tela blanca de encaje agarrado con fuerza en su mano izquierda.

— Dudo que sea la única que llore hoy. — Ella levantó una ceja retadora. — Tu padre lloró tanto en nuestra boda que tuvimos que parar en mitad de los votos para que pudiera serenarse.

Elvis puso los ojos en blanco y miró hacia otro lado, tensando la mandíbula. — Yo no soy mi padre — dijo, con la voz cortada ligeramente por los nervios.

Gladys frunció la boca y volvió a centrar su atención en enderezar su boutonnière y ajustar la colocación de su corbata por novena vez en el día con manos firmes.

Elvis suspiró y se obligó a soportar los mimos y nervios de su madre. — Has conseguido planificar todo el asunto al milisegundo. Si el estrés de pasar una hora discutiendo si las servilletas debían ser de color champán, crema, marfil o alabastro no me destrozó, dudo que quedarme en mi sitio, sonreír en el momento justo y recitar frases tenga algún efecto.

Su madre soltó un pequeño y despectivo bufido lo suficientemente fuerte como para que Elvis supiera que estaba destinado a escucharlo con total claridad. Se abstuvo de poner los ojos en blanco de nuevo mientras se giraba para mirar el espejo refulgente que tenía delante.

— Te ves muy guapo, Boobie — le canturreó su madre con voz alegre.

El azabache ignoró el murmullo que empezó a emanar su madre mientras estudiaba su reflejo en el cristal. Era comprensible que su madre estuviera emocionada por todo el embrollo de la boda, incluso más que él y Eva. Elvis podía ver la mezcla perfecta entre su madre y padre en su rostro. Los mismos rasgos finos y ojos azules brillantes. Elvis siempre se esforzaba por mantener el pelo cuidadosamente corto. Sin embargo, mientras miraba su reflejo, vestido con los tradicionales trajes de boda, no podía negar que si sus retratos de boda estuvieran colocados uno al lado del otro, su madre y él podrían haber pasado como mellizos o algo similar.

STARBOY ▹ ELVIS PRESLEY ✓Where stories live. Discover now