❛ ୧ 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗕𝗢𝗬 . . .
─── elvis fanfiction
🕺🏻 Mi amor, mi querida, he anhelado tu toque un largo y solitario tiempo y el tiempo pasa tan lentamente. ¿Todavía eres mía?❞
Elvis Presley se presenta en el Louisiana Hayride con un traje rosa y ojos...
╔══════════════════╗ ✾ IX. THE SNOWMAN ✾ El Coronel & Erin
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"Lejos fue, tiempo atrás. Poco a poco se pierde lo que amé de verdad." — Anastasia ╚══════════════════╝
1956 — 1957
El tiempo pasa rápido, como los granos de arena dorados que caen en un gran reloj de arena. Al principio, el reloj está lleno de arena y crees que puedes conquistar el mundo, pero poco a poco, la arena empieza a caer y a acabarse. El Coronel había conocido a Elvis Presley por dos años completos y había conocido a su ahora esposa, Eva Kennedy, durante uno.
Desde el principio, el hombre había sabido que la chica de ojos grises marcaría la diferencia. Y de hecho, ella hizo una. Atraía a un tipo diferente de público allá donde ella iba con Elvis; Eva atraía a chicos y hombres a sus giras, conferencias de prensa y, si tenían suerte, también a sus conciertos. La joven lo sabía y a veces acudía a propósito a ese tipo de eventos para complacer a su marido, para poner una sonrisa de felicidad en su cara al ver más variedad en su público. El Coronel la respetaba por eso y por hacerle ganar más dinero.
Eva sabía jugar el juego.
Y así, sin más, habían pasado dos años desde que Eva y Elvis se casaron en su legendaria y dorada boda llena de glamour, política y estrés. Dos años que los habían marcado como personas pero que, afortunadamente, habían sido pacíficos. Al menos, tan pacíficos como la vida con esos dos podía ser. Elvis hacía una gira aquí y allá y Eva formulaba y renovaba algunas leyes con el partido demócrata.
Todo era perfecto.
Y entonces, esa burbuja de perfección se rompió como un cristal chocando contra el suelo.
Comenzó como algo simple e imperceptible. Primero fueron los vestidos holgados, pero elegantes que la joven Kennedy empezó a llevar todos los días. Segundo, Elvis se convirtió en una bola de energía y empalagosa dulzura; quería estar en casa y le compraba cosas pequeñas y brillantes a su esposa. Tercero, dicha esposa brillaba como una estrella, era un brillo suave, lleno de calidez y lágrimas de alegría.
Eva estaba embarazada.
Y, bueno, a Tom Parker no le habría importado eso. En absoluto. ¿Por qué lo haría? Pero lo complicado era que Elvis quería estar en casa, quería estar allí en todo momento. El Coronel intentó convencerle de lo contrario, pero cada vez que lo intentaba, Elvis fruncía el ceño y le decía que no con voz profunda y firme. Después de un tiempo, el hombre desistió al saber que, al menos en esto, Elvis Presley era como un objeto inamovible, terco como una mula.
