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18 de diciembre de 1993


Deneb guardó sus manos en los bolsillos, no porque tuviese frío sino porque quería juguetear con sus dedos para quitarse los nervios. Miles Bletchey le había pedido una cita hacía ya varios días, para hoy. Habían ido a comprar golosinas en Honeydukes y a tomar chocolate caliente.

Todo venía de maravilla. Pero habían salido de la tienda y el chico quería ir por los terrenos hasta la casa de los gritos.

La conocíamos de memoria, pero seguro era excusa para estar completamente solos y tener mayor privacidad; pensó Deneb.

Por eso se sentía nerviosa. Porque sabía que en cualquier momento se vendría un beso.

Y no cualquiera, sino su primer beso.


— ¿Cómo te trata Montague? —preguntó Miles. Deneb lo miró desconcertada por la pregunta, pero el rubio al ver su cara, agregó— digo, porque ambos son prefectos.

Oh —susurró ella— no platicamos mucho, pero es buen chico. Se sabe un par chistes graciosos, me cae bien —Deneb sonrió de lado— al menos no es como Warrington —Miles afirmó con la cabeza.

— Lo sé. Siempre está hablando mal de ti y tu hermano. Pero creo que tiene celos nada más —se encogió de hombros— a su familia no le está yendo bien financieramente. Nos hemos enterado que su padre tiene que conseguir un trabajo, está buscando puestos disponibles en el ministerio. Claro que le ofrecieron uno en el departamento de muggles pero se sintió ofendido sólo de que consideraran haberle dicho aquello.

Deneb se quedó pensativa ante aquel comentario. Nunca antes se había puesto a pensar que sus padres no trabajaban, que todos en su familia vivían a base del oro que se encontraba en la bóveda de Gringotts.

Si bien Lucius Malfoy vendía algunas reliquias familiares de aquí y de allá, estaba en el consejo de Hogwarts y tenía algunas solicitudes del ministerio cada tanto... no hacía nada más. Y ahora Deneb se preguntaba si por detrás hacía cosas de las cuales no estaba enterada, para ganar dinero.

Porque sabía que en algún momento el oro se agotaría. No aparecía por arte de magia.

— Pues que tenga celos no le da derecho a tratarme mal —murmuró Deneb. Miles concordó con ella.

— Empezaron con el pie izquierdo supongo. ¿Probaste hablar sobre esto con él? —la joven negó con la cabeza. Nunca habló con Warrington porque le despreciaba, pero quizás Miles tenía razón. Quizás lo despreciaba por cómo la trataba, y él la trataba así porque no le había dado la oportunidad a conocerse.

En ese mismo instante se le vinieron tres compañeros de gryffindor a la mente: Lee Jordan y Fred y George Weasley. Porque tal vez lo mismo que sucedía con Cassius, pasaba con ellos. Pero eran traidores a la sangre, y a su familia ni a sus amigos les daría gracia que se juntara con ese tipo de gente. Además, ellos no estarían celosos de Deneb. ¿Verdad? Siempre le habían dejado en claro que aunque tuvieran poco dinero eran mejores personas.

Pero ellos qué saben si son mejores que yo o no; pensó para sí misma.

— ¿Nos acercamos allí? —dijo Miles sacándola de sus pensamientos. Deneb miró hacia donde señalaba el chico con la cabeza. Había una piedra grande y plana a unos metros alejada del camino principal hacia la casa de los gritos. No se perderían entre el bosque, pero al menos estarían en un lugar más privado. A medida que caminaron hacia allí, la chica comenzó a sentir las famosas mariposas en el estómago.

⋆✦ Deneb ✦⋆ (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora