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5 de junio de 1988


Narcisa terminó de hacer el moño blanco que sujetaba el castaño y oscuro cabello de su hija. Los ojos de ambas eran de un azul profundo. Deneb había heredado los rasgos de parte de su madre, de parte de la familia Black.

Su pequeño hermano, en cambio, poseía todos los propios de un Malfoy; cabello platino, ojos grises y fríos como el hielo, labios gruesos y rasgos finos pero marcados. Un Malfoy.

Quizás nunca se lo habían planteado pero la apariencia física estaría ligada a todos los problemas que Deneb traería consigo en la vida. Narcisa no se lo imaginaba, pero lo presentía, tan solo desde que notó cuando su pequeña de un año comenzó a cambiar su cabello rubio a un tono más oscuro.

El color de cabello de la familia Black.

Ella sabía lo problemáticas que eran sus hermanas mayores, Bellatrix y Andrómeda. Una para bien, y otra para mal. Y no quería que su hija se convirtiera en ninguna de las dos, porque esperaba que fuese más como ella, como su madre.

Por lo que intentó siempre criarla de la forma en que la habían criado en casa de los Black a ella: como una dama.


Deneb continuó mirándose en el espejo como por inercia, por haber estado más de quince minutos allí parada frente a su reflejo, mientras su madre le recogía el cabello y le colocaba un par de perlas en las orejas y en el cuello.

La mujer pasó su mano por el vestido azul de la niña para arreglarlo un poco más, aunque eso parecía una tarea imposible.

— Estate quieta, Deneb —volvió a decirle— se te arrugará la ropa. Queda feo.

— Lo siento, madre —murmuró la pequeña en un tono de voz casi inaudible. Narcisa le dio una última hojeada a su hija para luego adoptar un porte recto y ofrecerle una pequeña sonrisa, satisfecha con su labor.

— Ve abajo. Debemos esperar a los invitados todos juntos —dijo— y será mejor que no te comportes como un animal. Sé refinada al comer, no te manches.

— Está bien —Deneb suspiró y siguió a su madre fuera de la habitación. La mujer giró hacia la izquierda para ir con su otro primogénito. Deneb en cambio fue a la derecha para bajar las escaleras que dirigían hacia la sala de estar. Su padre estaba sentado en uno de los sillones charlando con sus dos suegros, Druella y Cygnus Black.

Deneb pasó de largo por allí, haciendo un gesto con su cabeza a su abuela, que la miró de reojo en todo momento. Ya los había saludado antes. Habían llegado hacía varios minutos.

Druella había intentado darle instrucciones a su hija sobre cómo debería vestir a la suya, pero Narcisa estaba un poco más nerviosa de lo normal el día de hoy y no soportó aquello. Druella terminó volviéndose a la sala de estar con el resto. Al menos así Deneb por lo menos tendría que soportar nada más que a su propia madre dándole sermones.

Era en parte un gran alivio; pensó para sí misma.


La niña entró con cautela en la cocina. Había comida por donde se mirase, lo cual la alegró. Tenía hambre.

Sus padres contrataron dos mozos que estarían llevando las bandejas de aquí a allí por todo el lugar. Tenían un elfo, Dobby, pero este no daba abasto en hacer todas las tareas de la casa, con la gran cantidad de invitados que habría en la mansión. Esta noche solamente se dedicaba a cocinar y a mantener el orden en la casa.

⋆✦ Deneb ✦⋆ (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora