𝑿𝑳𝑰

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20 de diciembre de 2001


Deneb todavía se preguntaba si todo estaba siendo un sueño, uno de esos muy extraños.

Aquella mañana cuando despertó no caía en la cuenta de que el chico del que había estado enamorada en su adolescencia estuvo enfrente de ella otra vez.

Tuvo que darse una larga ducha caliente para reflexionar no solo sobre su reencuentro después de años, sino también sobre todo lo que habían charlado la noche anterior durante la cena, que increíblemente terminó aceptando.

No se lo puso a pensar en ese momento, pero tendría que haberse dado cuenta de que era porque todavía tenía algún que otro sentimiento vivo por Fred Weasley.


Katelyn chasqueó los dedos frente a la joven, quien estaba perdida en sus pensamientos. Deneb pestañeó un par de veces y luego miró a su compañera de trabajo, de cabello azul teñido. No se acostumbraba todavía a la idea de tener un horario fijo en la tienda y estar acompañada por alguien más que no fuera el señor Kramer.

Pero Katelyn Abbott era una persona carismática y predispuesta a todo, por lo que le gustaba tenerla a su lado en el trabajo.

— Hoy estás más distraída, ¿Sucede algo? —le preguntó ella.

¿Hmm? —Deneb se levantó de su escritorio y caminó hacia unas cajas amarillas que habían bajado recién al depósito, para continuar con la preparación de las pociones de sueño que tenían que reponer— No, no...

— ¿No tendrá algo que ver con que hayas ido a casa de Weasley? —murmuró. La joven se giró para verla, con el ceño fruncido.

— ¿Y tú qué sabes?

— Te he visto —se encogió de hombros.

— ¿Me espiaste?

Katelyn soltó una corta carcajada, negando con la cabeza y sin poder creer lo que estaba escuchando.

— Vivo aquí en el callejón, Deneb —le aclaró, porque creía que en algún momento se lo había dicho ya pero al parecer no— Fue pura casualidad, sí, pero te he visto saliendo de la casa de Fred Weasley.

La castaña frunció los labios mientras le daba otra vez la espalda, concentrándose en los dos calderos que tenía frente a ella en su estación de trabajo.

— No es de tu incumbencia —murmuró.

Se volvió a formar un silencio entre las dos, pero poco después fue apaciguado por la grave voz de Katelyn quien dejaba también en su mesa de trabajo varios frascos vacíos.

— Solo pregunté si estabas bien —agregó.

— Lo estoy —dijo con firmeza Deneb.


No le gustaba que las personas se entrometieran en su vida. Tampoco es que compartiera mucho de ella con los demás... pero recordó que estuvo casi cinco años en otro país conviviendo lo mínimo e indispensable con sus compañeros de trabajo, su jefe y algunos vecinos... a tal punto de que no hizo ni un solo amigo durante todo ese tiempo.

Y muchas veces se había planteado el porqué, sin dar de lleno a una respuesta concreta. Excepto que ahora sí sabía la razón. Y estaba teniendo la chance de cambiar esa actitud de nuevo en Inglaterra.

Era comenzar de cero otra vez, comenzar su nueva vida con personas antiguas y también, con personas nuevas. Y una de ellas podía ser Katelyn Abbott, por lo que decidió dejarse de ser idiota y abrirse más a las personas que le parecían que valía la pena tener cerca.

⋆✦ Deneb ✦⋆ (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora