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19 de diciembre de 2001


Dicen que cada poción huele diferente para cada persona. ¿Frambuesa? ¿Limón? ¿Quizás madera podrida?


Leyó en el envase del artículo en forma de corazón que tenía en la mano.

Deneb contuvo las lágrimas. Porque sabía que los dos primeros eran los gustos de las golosinas que compartía con Fred Weasley en el colegio, pero le hacía peor estar oliendo a libro viejo de la biblioteca y moho del pasadizo de las mazmorras, porque eso confirmaba, una vez más, que todavía le seguía gustando el pelirrojo.

— ¿Puedo ayudarte? —preguntó una voz femenina detrás suyo. Deneb se giró, algo asustada— ¿Buscas algo en particular?

Leyó la placa dorada en su pecho, se llamaba Verity. Dudó si de verdad tenía ganas de volverse a encontrar con Fred Weasley. ¿Qué tal si había pasado lo mismo que con Timothy? ¿Qué tal si él se había casado y tenía hijos?

Qué tal si no estaba vivo...

— Yo, busco... —comenzó a decir Deneb. Hizo una pausa para pensarlo una vez más, pero luego continuó— busco a los dueños del lugar.

— Oh, están ocupados —contestó la chica— pero puedes reservar una cita con ellos si quieres. Me fijaré qué hay disponible el mes próximo.

— ¿El mes próximo? —Dijo sorprendida— es urgente. ¿No puedes avisarles?

— Puedo dejarles un memo con tu nombre y teléfono —Deneb la interrumpió.

— No, necesito verlos ahora. Por favor.

Verity dudó unos segundos, pero le dijo que preguntaría si estaban disponibles para ella en algún momento del día. Más que eso no podía hacer, y se desapareció por una puerta trasera que Deneb no pudo ver.


Poco después la joven reapareció en escena y le dijo que los dueños estarían dispuestos a hablar al momento del cierre de la tienda. Deneb se lo agradeció y se fue de la tienda, con un nudo en la garganta. No esperaría por ningún hombre, menos teniendo que ir a comprar víveres para la cena de hoy.


Atravesó con paso ligero todo el callejón Diagon y, pasando por el Caldero chorreante, volvió al Londres muggle que tanto le fascinaba. Se frenó en una de las primeras tiendas, donde tenían una vidriera con piedras preciosas, collares, anillos, y muchos objetos con formas de astros y signos del zodíaco.

— Te conozco tan bien que imaginé que frenarías aquí —dijo una voz masculina detrás de ella. Deneb se dio media vuelta, con el corazón latiéndole a mil por hora. Porque reconocía esa voz como la propia palma de la mano.

— Ho-hola Weasley —dijo, con la voz entrecortada. El pelirrojo sonrió, formando un hoyuelo en cada una de sus mejillas. Seguía estando igual que como lo recordaba en su mente. Quizás tenía alguna que otra peca extra, pero eran tantas que no sabría descifrar cuáles eran las nuevas.

— Esta vez te pasaste Malfoy, te escabulliste muy bien —murmuró con tono burlón— en Hogwarts te encontraba más rápido.

— Algún día iba a aprender a jugar bien a las escondidas —dijo ella, con una triste sonrisa en el rostro— ¿No estabas ocupado?

— Lo estoy —afirmó con la cabeza— pero luego caí en la cuenta de que quizás no quería verme Draco Malfoy, sino Deneb Malfoy, y confirmé las sospechas cuando te vi irte por el callejón.

⋆✦ Deneb ✦⋆ (Fred Weasley)Where stories live. Discover now