2a Parte

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Mezquive, llega a la agencia, con un repollo relleno de carne, ante la expectación de todos los empleados, incluso a Geygey, y a la señora Huma, que no creen, lo que está viendo. Mientras que Geygey, que estaba nervioso, y fue ha contárselo a ella. En ese momento, también la señora Huma, se acerca a la puerta de la oficina de él, y al escucharla entra en la oficina, interrumpiendo, la conversación, entre Mezquive, y él. Ambas se presentan con las manos,  y con desprecio. Pero el momento,  que cuando la señora Huma, habló mal de su barrio  Mezquive, furiosa, se levanta para atacarla, sin embargo, Sanem, por mediación de Geygey, entra en la oficina, evitando así, que las dos se enredan con una pelea en la misma oficina con cuatro vasos de te calientes. Después de que la señora Huma, saliera de la oficina, habla con Aylim, diciéndole lo vulgar que era, al llegar con el repollo relleno de carne.
Por otro lado, el plan de que los planes de Sanem, y su hermana, salieron a la perfección, tras la trampa, que les pusieron a ambos, para que se reconocíliaran dejandoles encerrados, en el salón con una cena romántica, que ellas mismas, habían preparado.

-- Están muy callados. Normalmente, mamá hubiera tirado la puerta. --  ella a su hermana.
-- Sí...Está funcionando, verdad?
-- Bueno...Me voy, al trabajo.
-- Está bien. Creo que llamare, a Osman.
-- Y que pasa, con lo mío? Esoy súper estresada.
-- Tranquila, hermana. Iría contigo. Pero sólo han convocado, al equipo creativo.
-- Sí...Es mejor, que no vengas. Ya me voy.
-- Ya me contarás.
--Cuídate.
-- Sí...adiós.

-- Mi niña...mira lo pequeñita que era-- dijo Nihad, al ver la foto.
-- La casa, olía a bebe.
-- Mira, mira.
-- A...y!! Te acuerdas, cuando las niñas se enfadaron, porque empezó ha llover, cuándo no pudimos  ir al campo, y les prometistes, que iríamos cuando saliera el sol, y de repente, salió el sol y fuimos?
-- Sí...Pero Sanem, nos causó un problema, porque no llegamos..
-- Ya...Pero ya era cerca.  Ya era cerca.
-- Jajaja-- rieron al unísono.
-- Ay, mí niña, de ojos azules...
-- Era tan dulce, y tranquila.
-- A...y!! Qué bien, lo pasamos. Nihad...
-- Mezquive...No quiero, que volvamos ha pelear.
-- Yo tampoco, lo quiero. Y a las niñas, les disgustan.
-- Pero, no estuvo bien. Me asustó, mucho cuidado me dijeron, que te sentias mal.
-- Ellas lo hicieron, por nuestro bien. Nos...hemos portado, como niños. Y ellas, cómo adultos.
-- Sí...Es verdad. Jaja.
-- Mez...Mezquive.
-- Mm?
-- Mezquive...
-- Qué, te pasa? Nihad?
-- Me das, un masaje, en la espalda?
-- Te duele la espalda, claro. Eso te pasa, por quédate a dormir, en la tienda.
-- Ay! Me duele.
-- Ven al sofá ...Te voy a dar, un masaje, para que te sientas mejor...
-- Aayy! Aayy! Aayy. Uuyy! Uuyy! Uuyy! Ah...sh...-- se quejó Nihad, al levantarse.

-- Sanem? Hola. -- saludó él.
-- Hola, cariño.
-- Ven...Oye...Estás bien -- dijo él, tirando de ella.
-- Sí, claro, estoy bien.
-- En serio? Estás segura, de que estás bien?, porque, noto...algo nerviosa. Eh? O tienes, la cabeza en otra parte.
-- No lo creo. Ah...No tengo nada. Lo único que pasa, es que estoy cansada.
-- Cansada?? Entonces te voy a dar, un abrazo de oso, y te voy a dar, un abrazo, tan fuerte, que te voy ha mandar, toda mí energía. Mm?
-- Ya llegamos!!-- interrumpió Embre, que llegaba con su madre.
-- Hola??-- saludó la señora Huma.
-- Amm. Buenas tardes-- saludó ella.
-- Buenas tardes-- respondió la saludo, la señora Huma. -- No saludas, a tú madre, mm?-- le preguntó. -- Ah...La verdad es que, ningún, es un lugar más cómodo, que la casa de sus hijos. Es mejor, que un hotel de 5 estrellas.
-- Ni siquiera, nos has preguntado, si puedes quedarte aquí. No eres, bienvenida. -- le dijo, él, con disgusto.
-- Can??-- le dijo ella, para decirle que no siguiera.
-- Tú qué dices, Embre? -- le preguntó.
Ay, no mamá. Te acompaño, a tú habitación.
-- Permiteme--se ofreció, cogiendole el abrigo.
-- La puedes, colgar? Gracias. Ah...derecha, o izquierda? --preguntó la señora Huma, dándole el abrigo,- La izquierda-- respondió Embre. -- No estaba cómoda, en el hotel, y me lo pidió. Qué podía hacer? -- le dijo a su hermano. -- Está bien!! Voy ha dejar, la maleta.
-- Yo abro, cariño-- le dijo ella, cuando sonó el timbre, mientras se ponía la chaqueta de la señora Huma.

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