Capítulo 35

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Tras sacarle a la fuerza, del taller de cocina, la lleva a una cabaña aislada, y con nieve y la encierra. Pero Can, llega con bolsas de ropa, y comida. Ella, consigue escapar, con la ayuda de una moto de nieve. Pero poco después, de la escapada, la moto se queda sin gasolina, y empieza a pedir ayuda. En ése momento, el llega a la cabaña, y se da cuenta, de que se ha ido. Quejándose, la busca, y al final la encuentra tiritando. Buscando refugio, se les hace de noche, y encuentran una cabaña abandonada. Sin embargo, poco después, él le revela, que estaba todo planeado.
En la casa, de ella, llega Leyla, y Mezquive, le pregunta, por su hermana, y mintiendole le dice, que se quedará en casa de Ayham, para dormir. Pero Mezquive, está preocupada, por ella, ya que al llamarla, no responde al teléfono. Paco después, ella le habla de la boda, y empieza a agobiarla, y se va corriendo.

-- Ay,.!-- se quejó ella.
-- Ya...-- dijo él.
-- No lo he hecho, a propósito. No quería, agárrate, el brazo.
-- Se razonable.
-- No soy, una niña. Soy, razonable.
-- Yo también, me tranquilizo, cuando como. Si no como, estoy inquieto. No puedo, controlarme.
-- Can...
-- Qué.
-- Un trineo. Vamos ha montarnos, en un trineo. Por favor.
-- Acababas de decirme, que no eres una niña. Y ahora quieres, cosas de niños.
-- Yo, no. Pero igual, que la niña que llevo dentro, sí quiere. Es capaz, de que le salgan canas. Pero es, otro tema.
-- Calla! Calla! Deja qué te mire. Quiero verte. Me dejas? Sí...eres como una niña. Vamos, ven...Vamos ha montarnos, en el trineo, vamos.
-- No...ya no quiero.
-- Eh...lo qué pasa, es que no sabes.
-- Qué?
-- A lo mejor, te da miedo, romperte algo. Y estás 2 semanas, en cama.
--A mí...?? En mí barrio, nos tirabamos cuesta abajo, en bolsas de plástico. Y me mojaba, el trasero.
-- De verdad?
-- Yo era, la primera.
-- Éso son cosas, de niños. Y tú...ya no eras, una niña.
-- A sí?? Pues te reto, a una carrera.
-- De acuerdo. Vamos ha correr. Acepto, la carrera.
-- Muy bien, vamos! Para, para.
-- Puedo correr.

-- Por qué, no me quieres entender? Me llamó, mí abuelita. Y me dijo, que se moriría, si no me casaba. Qué podía hacer? Entonces, cogí ésa idea. Coger una dote, para que no, se muriera. Cómo si me hubiera casado. Lo he dicho, mil veces. Pero se me salió, del control. Se lo he explicado. Pero entonces, llegó su hermano, y perdí, el conocimiento. -- le decía Geygey, a Gollit.
-- Cállate, Geygey. No grites, de acuerdo? Ya lo entiendo. No quieres casarte, con Ayham.
-- Sí, quiero. Pero ahora, no. No es el momento. Lo he dicho, mil veces. Y todos lo han entendido, menos tú. Verdad?
-- Sí, ya lo entiendo.
-- Lo ves? Estoy harto, de repetirlo, lo ves?
--Geygey, no grites, por favor. No ves que tú te metiste, en ese problema. No es verdad?
-- Gollit. Te estoy contando, el plan. Ahora iremos, a la comisaría, con Ayham. Quiero que tú, le expliques. Porque yo no puedo. Y no me, escucha-- gritó.
-- Está bien! Tranquilizate. Tranquilizate.
-- Cómo, que me tranquilice?
-- Sí...dejamelo, a mí. Hablaré, con ella. De acuerdo? Tú tranquilo. La convenzare.
-- Muy bien.
-- Muchas gracias.
-- No hay, de que. Y si sobra algo, me lo devuelves.
-- Vámonos.
-- Está bien.-- Y tú, quieto ahí. -- le dijo, al que estaba en la mesa, contigua.
-- Qué pase, un buen día.
-- Mejor, me lo llevo.
-- Vamos, Geygey.
-- Quédate, con el cambio. Nos vamos, ya.
-- Ah...Musa..??-- dijo Gollit, al verlo con bolsas.
-- Ah...ah, ah?? Gollicita! Hola. Cómo estás? -- le dijo.
-- Qué, estas haciendo?
-- Nada...solamente...cogiendo, las bolsas, y las reparto gratis, para ayudar. Soy el secretario, de la Asociación de vecinos. Estamos a fondo, con los mayores. Eso es, un hecho público solamente. Y...me gusta mucho.
-- Sí...claro! Claro, que sí. Es Musa...tiene un corazón, de oro. Veo que estás ayudando, a la gente. Sobretodo, a los ancianos. Es un plan, de obra social. Verdad, Musa? -- le dijo, Geygey.
--No, no! Para nada! Lo hago, desde el corazón. De verdad.
-- Del corazón??-- le dijo, Gollit, riéndose.
-- A lo mejor, las mujeres, le gusta a los hombres, qué le hacen reír. Verdad?
-- No lo puedo creer. Eres un encanto, Musa.
-- Por qué? Es sólo, un trabajo voluntario, de verdad! Yo reparto gratis, solo para ayudar. Mira lo que tengo, hoy.
-- Sí, claro.
-- Vamos ha llegar, tarde. Hasta luego.
-- Sí...hasta luego. Voy ha seguir, con mí trabajo de voluntario. Para ayudar, a los que necesitan.
-- Creo qué ésa señora, te esta llamando.-- le dijo, Geygey.
-- Sí. Ya lo veo.
-- Aquí arriba, Musa-- le llamó, la mujer desde la ventana.
-- Ten cuidado. Puede ser, una trampa-- le dijo, Geygey.
-- Eh...??
-- No me has dado, el cambio. Has dicho, que volverias, en seguida-- le dijo, la otra mujer.
-- Voy ha seguir, con mí trabajo de voluntario. No tires, las cáscaras, por la ventana. Sí necesita, algo más. Pidalo, por aquí.
-- Vámonos.
-- Claro! Vete, vete! -- le dijo, la mujer.
-- Perdón! Musa...fer. Eres el repartidor, del señor Nihad? -- le preguntó, Gollit.
-- Yo no soy, el repartidor. Además, no es mal trabajo. Es muy decente, como...cualquier otro. -- los tres, rieron.
-- Geygey. Ven, que llegaremos tarde. Ven, tenemos, que- irnos--le dijo, Gollit.
--Sí, tenemos que irnos, Musa. Luego, te veo. -- le dijo, Geygey.
-- Adiós.
-- Me veas, en el lado equivocado. Yo no me dedico, a esto. De verdad, de corazón. No soy el chico, repartidor. Lo juro, creedme.

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