2a Parte

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La preocupación de Mezquive porque Sanem se queda en el bosque, hace que Leyla la llame a través de videollamada y sin darse cuenta no cuelga el móvil, los dos la oyen conversar.

-- Olvidalo-- dijo ella.
-- Por qué? Ella dice la verdad, y me cae bien. Deberías hacerle caso.
-- Siempre, lo hago.
En la noche, se desató la fiesta en el bosque. Estaba puesta la barbacoa y no faltaron ni comida y bebidas. La gente, iba llevándose los bocadillos a grandes cantidades, incluso ella tenía uno en sus manos sentada juntada junto al fuego. Las miraditas entre ellos con disimulo al que nadie se daba cuenta de eso. Sólo Aderen, se dio cuenta de lo que estaba pasando.
Después de aquella cena, Geygey les dio un trabajo que hacer para el momento del rodaje.

--A ver, chicos. Tened las piernas limpias. Os daré el libro de manualidades, y cuando los termineis me los entregais limpios y plegados. Supongo que no haya ninguna duda. Lo he explicado bien, ver?--Muy bien. Así, me gusta--Y tú, no acerques tanto algo al fuego, o te quemaras.
--Geygey.--interrumpió el.
--Sí. Sí, señor Can?
--Dónde está Sanem?
--Está allí. En aquella tienda.
--Allí?
--Sí.

--Hola, buenas noches. En que puedo ayudarle?--preguntó Musafer.
--Nos conocimos, en tu vecindario.
--No lo sé. No lo recuerdo. La última vez que le vi, estaba mojado y hay una gran diferencia entre la piel mojada, y la piel seca.
La piel mojada brilla y la seca es más mate. Un cuerpo mojado, no lo es tanto.
--Señor Can.--dijo ella saliendo de la tienda.--hola.
--Jajaja--rió él.
--Espere, espere--le paró, Musafer.
--Que pasa?
--No pasa nada. Es qué no puede entrar. Esto es propiedad privada, y esto sería una violación a su intimidad.
--Misifuz, pierdete.--le dijo ella.
--Aahh, me quedaré cerca. Recuerdelo.
--Jajaja--rió Ayham, cerrando la cremallera de la tienda.

--Qué pasa?
--Tienes un admirador.
--Uuff. Yo diría que tiene ahora, un trauma infantil.
--Sanem.
--Dime.
--Necesitas algo? No se...una manta...o, una almohada.
--Nos están mirando. Es que...despues de lo ha pasado en la playa...todo el mundo, nos están vigilando.
--Ya. Pues a mí, me da igual, que me miren. No importa. A ti, te importa?
--No.
--Bien. Damos, un paseo?
--Por supuesto.
--Aahh, aahh--gritó de pronto Aderen, saliendo corriendo de la tienda--aahh, ahh. Un bicho, un bicho. Hay un bicho.
--Qué pasa?--preguntó Geygey.
--Un bicho. Hay un bicho--seguía gritando Aderen--Can, hay un bicho enorme con unas patas peludas.

--Ve a ver que pasa. Nos vemos mañana-- dijo ella, mientras Aderen, seguía gritando. Hay un bicho enorme, ahí dentro.
--Haber. Dónde está?
--Está ahí. Es horrible.
--Aquí, no hay nada--dijo el, después de buscar.
--No lo sé. Quizás, se ha ido y ya no esté ahí dentro. Tenía unas patas negras, grandes y peludas y tenía alas.
--Tenía alas y salió volando, Aderen?
--Pero puede que haya ido con el susto. No lo recuerdo. No puedo, dormir aquí. Aahh.
--Estás exajerando. Es posible que haya sido un escarabajo, volando?
--Oohh, Can.
--Es asqueroso. No soy capaz, de dormir aquí.

--Oooaahh-- bostezo Ayham.
--Aaayyy!!--suspiró ella-- Ayham.
--Mm?
--No puedo dejar de pensar en ello.
--Ya lo sé, Sanem. No has hablado de otra cosa, en todo el día.
--Sí, es verdad.
--Tu madre quiere saber que también dormimos. No quiero, que me vea.
--Es Can. Me está, llamado--dijo ella levantándose para salir de la tienda.

--Sanem.--dijo Musafer, saliendo de la tienda.
--Que pasa?
--No te puedes dormir? A mí, me pasa lo mismo.
--No pasa nada. Sólo quiero hablar, por teléfono. Vete.
--Vale, pero quédate cerca. No te vayas por la oscuridad. No te vayas a perder.
--Misifuz, lárgate.
--Vale, pero cuidado. No te vayas a perder.
--Maldita sea--Cierra.
--Vale.

--Sanem.
--Hola...Can.
--No he querido molestarte. Pensé que, estabas dormida.
--No...no puedo dormir.
--Yo tampoco.
--He salido de la tienda. Pensé...si estabas por aquí. Dónde, te has metido?
--He encontrado una playa muy bonita, cerca de la zona donde hemos estado está mañana. Voy a pasar la noche aquí, hay mucha gente alrededor. No podemos, estar solos.
--Es verdad--dijo ella, mientras tropiezan con una de las sillas.
--Sólo te he llamado, para oír tu voz.
--Es la primera vez que tenemos una conversación romántica, por teléfono--dijo, tropezando de nuevo.--oye...tu voz me suena, un poco extraña. Es que tienes una voz, muy...muy profunda. Pero es, muy bonita. De verdad.
--Te gusta, mi voz.
--Pues sí. Me parece, que es...muy atractiva. Bueno, más vale que lo deje ya, porque creo que estoy diciendo muchas tonterías. Voy a colgar, vale?
--Vale.
--Bueno. Buenas noches.
--Felices sueños, Sanem.
--Igualmente--dijo ella, con una sonrisa, de oreja a oreja.

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