19/06/2005
No he podido parar de llorar desde que estoy en este cuarto vacío, solo con un colchón en el suelo. Me tienen atada de pies y manos con unas cadenas, porque dicen que soy muy rebelde. No todos los hombres que han venido a verme son rusos. Algunos hablan en otro idioma, puede que alguno en polaco, pero son idiomas que desconozco.
De mi hermana no he vuelto a saber nada, he intentado preguntar, pero la única respuesta que he recibido cada vez que he abierto la boca es una bofetada. Y no son las bofetadas normales, no. Sus manos son enormes y robustas y suelen hacerme sangrar los labios o siento como me arden las mejillas.
Oigo el sonido de unos pasos. No hace tanto tiempo que trajeron la comida. Un trozo de pan y una sopa insípida. Los dos primeros días no la probé, pero el tercer día, me moría de hambre.
La puerta se abre y dos hombres acompañados de una mujer alta y rubia se acercan a mí. Yo me acurruco en mi rincón, no quiero que me toquen. Aunque sé que es inevitable.
— No te preocupes, preciosa —la voz de la mujer es dulce. Es muy guapa y va bien arreglada—. Ahora yo, voy a cuidar de ti.
La miro sin pestañear.
— ¿Y mi hermana? —le pregunto sin pensar. El hombre se tensa, pero la mujer me acaricia la mejilla con cariño, como si fuese una madre queriendo dar una mala noticia a su hija pequeña.
— Ella no está aquí, será mejor que te olvides de ella, ella no era virgen y eso nos ha hecho derivarla a otro sitio.
— ¿De... derivarla? —frunzo el ceño— ¿Dónde estoy?
La mujer mira al hombre y le pide con la mirada que se vaya. El hombre le hace caso y cierra la puerta al salir.
— No puedo darte más información, preciosa. Estoy aquí para llevarte conmigo. Te enseñaré muchas cosas que te servirán para el futuro. Y luego volarás —me sonríe.
— No te entiendo —dudo.
— No hace falta. No debes entender nada aún. Ya te lo explicaré llegado el momento. De momento —me mira y me sonríe de nuevo—, vamos a vestirte con esto —saca un vestido de una bolsa que no había visto aún— y ha salir de este antro donde te tienen. Cada vez me da más vergüenza que os tengan en estas condiciones.
— ¿Cómo te llamas? —le pregunto. Si me llevo bien con ella, puede que consiga cosas buenas y que me liberen de donde quiera que estoy.
— Me llamo Oana —dice mientras abre las argollas que rodean mis tobillos.
Al hacerlo siento el cosquilleo del aire sobre ellos. Los miro y los tengo enrojecidos e hinchados.
— Tranquila, vas a estar bien, si sigues mis consejos, vas a estar bien. ¿Tú eres Bianca? —me quita las argollas de las muñecas.
Miro hacia la puerta y sus dedos me sujetan el mentón con fuerza.
— No se te ocurra hacer ninguna locura. A estos hombres si no les sirves te pegan un tiro entre ceja y ceja. Si quieres seguir con vida, más te vale que te vayas de aquí conmigo y por las buenas.
La miro y siento como los ojos me escuecen. Quiero volver a llorar. La mujer, que debe intuir mi estado de ánimo, me abraza con fuerza y masajea mi espalda.
— Todo va a estar bien, pequeña. Ya lo verás.
Me suelta y me ayuda a vestirme, lo hace pausada y con mucha delicadeza, cómo si fuese a romperme. Nunca me he considerado una chica frágil. Pero reconozco que ahora mismo no me siento fuerte.
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Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023
RomanceBianca aparece sin saber cómo en un almacén. Una preciosa mujer le dice que le dará la libertad, pero Bianca sabe por experiencia propia que eso no suele salir gratis. La vida de Bianca ha sido complicada. Raptada por una mafia es vendida a Klaüs...