Cap 16

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05/11/2010

Vuelvo a despertarme entre gritos y sudores. No dejo de soñar con mis captores, con mi hijo, ese del que no he disfrutado y que apenas me conoce.

— Shhh —el aliento de Michael en mi cuello me reconforta.

Sus brazos me rodean la cintura y me cobijo en esa sensación de calma. Con mi cara, miro el rostro soñoliento del chico que comparte cama conmigo desde hace tres noches. Estamos en su casa y me ha tratado tan bien estos días, que apenas he podido salir de aquí.

Me giro completamente y beso sus ojos y su nariz. Sus brazos me agarran más fuerte, su boca y la mía se unen como si de imanes se tratase.

Volvemos a enredarnos en un sexo mañanero al que le estoy empezando a coger el gustillo.

Hace tres días salí del club enfadada conmigo misma y sabiendo que Gabriel no me podría hacer bien. La ansiedad en la que me sumí quería consumirme, pero Michael, me refugió en su casa sin preguntar nada y no salgo de aquí desde entonces. Hemos tenido sexo estos días tantas veces que llego a comprender, porque hay gente que dice, que puede ser adictivo. Me relaja y me llena de energía positiva.

— ¿Quieres comer algo? —sus voz me hace abrir los ojos, apenas gruño en respuesta— Voy a la cocina, debemos reponer fuerzas.

Su cuerpo se despega del mío y cierro los ojos con una sonrisa en mi cara. De repente un ruido atronador me saca de mis estado relajado y me tenso. Me levanto, me pongo una de las camisetas de Michael y me dirijo a la cocina de donde parece haber venido el sonido. Entro y me encuentro con una mujer de ojos negros como la oscuridad misma. Cabello negro azabache y largo. Completamente liso. Un flequillo que llega hasta sus ojos mismos. Está enfundada en unos pantalones de cuero y una blusa blanca que deja intuir sus atributos. Mira fijamente a mi chico hasta que llego yo y su mirada se posa en mí.

— Quédate detrás de mí — me dice Michael con voz temblorosa y le hago caso agarrando sus brazos.

— No es necesario que me temas — la mujer me habla en ruso. Por la voz reconozco quién es... Sila.

Me separo de Michael y me coloco delante de él.

— ¿Q... que haces aquí? —le respondo en el mismo idioma.

— Tenemos cosas de las que hablar. ¡Vístete! —su tono es áspero y autoritario y sé que algo malo ha pasado.

— Podrías haberme llamado y habría ido al club.

— Mejor no hacerlo, ya te lo contaré todo.

La mujer rebusca entre mi bolso que se encuentra en una de las sillas de la pequeña cocina. Saca el celular y lo tira al suelo, clavando su tacón en él y haciéndolo añicos.

— ¡Vístete, es urgente!

Asiento con la cabeza. Cojo a Michael de la muñeca y lo llevo a la habitación.

— ¿Se puede saber quién es esa?

— Es... es... mi hermana —me lo invento—. Me ha costado reconocerla con el pelo tan largo. Yo... hace mucho que no la veo... es... esto... es... complicado... —divago— esto... tengo que irme. No te preocupes, nos veremos pronto. Prometo ponerme en contacto contigo en cuanto me sea posible. Pero ahora debo irme.

— ¿Así sin más? —su cara de enfado me lo dice todo. No comprende nada y encima no le doy explicaciones.

— Debo hacerlo. Es importante que me vaya.

Me termino de vestir y salgo por la puerta de la habitación. Su mano agarra mi brazo y me hace girarme. No puedo evitar conmoverme al encontrarme con sus ojos azules mirándome sin comprender.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now