Cap 8

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18/08/2010

Despierto sobresaltada. Los sueños donde la cara de Klaüs clama venganza por haberle abandonado, no me dejan dormir. Llevo desde que me raptaron así. Soñando que me persigue, que mata a mis padres y viene a por mí. Miro a mi lado, Ekaterina y Marlenne duermen a pierna suelta. Anoche se quedaron hasta tarde hablando de sus vivencias. Yo preferí guardar silencio.

Unos nudillos tocan en la puerta. Me incorporo y voy a abrir.

— Hola —el tipo de lo ojos bonitos y mano derecha de Sila está en la puerta.

Es increíblemente grande, alto, fuerte, con unos brazos casi como mi cabeza de grandes.

— Hola —le digo y salgo del cuarto para no despertar a las chicas.

— Sila quiere hablar contigo —veo como sus ojos me recorren.

Llevo una camiseta blanca básica y las braguitas. No me siento desnuda ni mucho menos, pero, de repente siento pudor. Creo que mis mejillas se han tornado carmesí y agacho la mirada.

— Ya... me visto y voy —le digo sin mirarle de nuevo.

— Aquí espero.

Entro en el cuarto, cierro la puerta y por primera vez en mucho tiempo, me siento nerviosa. Es la misma sensación que sentí la primera vez que Vladimir me besó. Es como si ahora volviese a ser una adolescente. Niego con la cabeza para evitar pensar en tonterías.

Me visto con los vaqueros, las playeras y otra camiseta negra. Salgo y el hombre sigue en el mismo sitio. Vuelve a repasarme con la mirada.

Le sigo por todo el pasillo. Es oscuro, apenas iluminado por algunos faroles dispersos. Se nota que es un prostíbulo. Llegamos a un despacho y entramos.

— Siéntate —me dice el hombre.

No recordaba su voz. Es algo ronca o eso me ha parecido. Asiento y me siento en una silla. Acto seguido Sila entra con una sonrisa ladeada en su boca. Mira al hombre y luego a mí.

— Hola Bianca —me dice sonriente—, Gabriel, ¿Por qué no le traes algo de comida a Bianca?

¡Gabriel! Sabía que lo había oído antes, pero en aquel momento estaba en otras cosas.

Gabriel asiente y sale del despacho.

— ¿Cómo has dormido? —me pregunta mientras se acomoda en su silla.

— Bien.

— Me alegro. Necesito hablar contigo. Me ha impresionado tu historia desde que la descubrimos —frunzo el ceño sin entender—. Me recuerdas mucho a mí.

— ¿A Usted?

— Llámame Sila, por favor. Y Sí, me recuerdas a mí. No siempre he vestido trajes caros y he regentado un local como este.

La puerta suena y Gabriel entra con una bandeja en las manos.

— Señorita —me ruborizo ligeramente y veo como pone la bandeja frente a mí.

— Gracias —le digo a Gabriel.

Él rodea la mesa y se coloca tras Sila.

— Come, por favor —me dice Sila y comienzo a comer—. Verás, mi local, el Blood White colabora con varias asociaciones, así, cómo con una agrupación de la Cía. y el FBI que acaba con redes dedicadas al trafico de personas. Yo me dedico a reubicar y ayudar a reinsertarse en la sociedad a las mujeres, hombres y niños que vienen de esas redes. No quiere decir que mi negocio, sea lícito o legal. Simplemente estoy entre ambos mundos.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now