Cap. 25

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15/12/2010

Llevo más de media hora castigando mi cuerpo bajo la atenta mirada de Velkam. Después de descubrirme para quien trabajó en un pasado, reconozco que le juzgué mal. Le dije a Kaleb que no quería entrenar con él, pero al día siguiente le observé. Algo en mi interior me hacía confiar plenamente en él. Era una sensación extraña, así que me hinché de valor y me acerqué a hablar con él.

He sabido que él pertenecía al cuerpo de seguridad de la casa donde vivía con Klaüs. En varias ocasiones él era quien me lavaba y curaba, tras una de las innumerables sesiones de sexo con mi marido. Me habló de cómo acabó trabajando para él, de cómo consiguió salir de aquello y de cómo Sila y Kaleb le ofrecieron una oportunidad de trabajar con ellos. Para Velkam está siendo una manera de redimir los pecados cometidos. Tiene una esposa y dos hijos en Rumanía protegidos por la estela del Blood White, ya que están siendo buscados por la mafia. Tiene tantas ganas de que Klaüs desaparezca, como yo. Y eso me hizo no tener en cuenta su pasado, a la hora de entrenar con él.

En estos últimos días, he comenzado con el entrenamiento de lucha y ya consigo golpear el saco y que este se mueva, un poco. Pesa una barbaridad y solo consigo hacerme daño, pero poco a poco estoy consiguiendo cosas. Y eso me ayuda a seguir adelante.

Hoy haré mi primer ring. Quiere decir, que por fin lucharé contra un oponente real. De momento Velkam se ha propuesto que sea capaz de defenderme y huir. Más adelante la misión será poder golpear y derribar. Aunque con mi tamaño y mis músculos ridículos, dudo que sea capaz de golpear a nadie y salir airosa del encuentro. Pero, no quiero romper mis propias ilusiones.

Velkam saca las vendas que van a rodear mis manos. Yo pensaba que aprendería a luchar con guantes, como en las películas. Pero mi primera lección fue que si quiero enfrentarme a oponentes reales, debo luchar de manera real. Y en la calle no llevaré unos guantes en el bolso. Porque además, pesan un montón.

— Solo quiero que lances derechazos, cómo te he enseñado estos días. Y defensa. Sobre todo defensa.

— ¿Contra quién lucho? —le pregunto impaciente.

— Lucharás contra Caín, está deseando hacerte papilla —me guiña un ojo y me río.

— Creo que le fastidia que en unos días sea capaz de correr más que él.

— Creo que se ha dejado ganar un par de veces —termina de colocarme los guantes.

— Espero que no me de muy duro.

— Lo siento Bianca, pero, Caín no se anda con jueguecitos en los entrenamientos.

— Lo sé, le he visto luchar.

Mi interior se remueve nerviosa. Miro por detrás de mi hombro derecho buscando a Caín. Está riéndose con algunos otros chavales que también entrenan con nosotros. Como si se sintiese atraído por mi mirada, levanta la vista y me sonríe. La verdad es que me cae bien, me ha tratado bien estos días en los entrenamientos, y por eso, le tengo respeto. Le he visto pelear con los otros y es muy fuerte. No se anda con chiquitas y yo no busco que me hagan daño. Pero, no quiero parecer una cría y echarme para atrás ahora.

Vuelvo la cara hacia Velkam que está terminando de ultimar los detalles de mis vendajes. Para él todo esto es como un ritual y se toma su tiempo. Es delicado a pesar de su apariencia ruda, y se está esforzando mucho por enseñarme a defenderme.

Cuando terminamos, Caín ya ha subido al ring y se coloca las vendas en sus manos. Él lo hace rápidamente. Pero se ve que tiene técnica, pues quedan bien colocadas y apretadas.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now