Cap. 36

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22/01/2011

— ¿ Y adónde tenéis que ir? —le observo con curiosidad mientras caminamos por la calle.

Es de las pocas veces que Gabriel y yo paseamos como dos personas normales. Él ha querido satisfacer mi curiosidad de cómo sería la vida de una pareja normal. Y después de los días que llevo mortificada por las pesadillas recurrentes con Klaüs y Michael, lo agradezco.

— Vamos cerca de Bogotá, la capital de Colombia. Erik nos ha hablado de un cargamento de droga que debe llegar al país en breve. Y tenemos que cerciorarnos de que todo se hace de una forma que pueda pasar desapercibida.

— ¿Y Erik no se mete en problemas por hacer estas cosas? —miro un escaparate de ropa interior y me imagino luciendo uno de esos modelitos y contoneándome frente a Gabriel.

— No te duraría ni dos segundos puesto —Gabriel me susurra al oído y deja un suave beso en mi cuello—. En cuanto a Erik, es un poli corrupto, como muchos otros en todo el mundo. Solo que él lo hace de una manera diferente.

— ¿Por qué diferente? —continuamos con el paseo cogidos de la mano.

— Por que su objetivo no es el de ganar dinero o posición, sino el de evitar enfrentamientos entre mafias en las calles de su ciudad.

— ¿Y por qué lo hace si se puede jugar el puesto?

— Por que su padre ya se dedicaba a esto desde su posición.

— ¿Qué posición?

— Bueno era el dueño del Blood White y de varios negocios de élite que servían de tapadera.

— ¿Él era el dueño? ¿Y por qué el negocio ahora es de Sila? ¿Lo compró?

— Nooo —Gabriel suelta una pequeña carcajada—. Sila se casó con su padre y heredó los negocios y la fortuna.

Paro de golpe y miro a Gabriel.

— ¿Me estás diciendo que ese hombre prefirió dejarle el negocio a Sila en lugar de a su hijo? ¿Qué edad tenía ese hombre?

— Créeme, el gilipollas de Erik no sabría qué hacer con toda esa fortuna —frunzo el ceño— y su hermano mayor, mejor lo obviamos. Es aún más gilipollas. Además Sila es quien se involucró con el negocio y quien le dio un giro para que pareciese legal. Y creciese de forma exponencial.

— Pues si yo fuese Erik odiaría a Sila por quitarme la herencia —reflexiono—. Y más una tan grande.

— Erik no puede odiarla. Ya lo hizo una vez y se arrepentirá toda la vida.

— ¿Por qué?

— Esa, mi pequeña princesa, es una de las muchas preguntas que no puedo responder, porque corresponde a una historia que no es la mía. Ya te he contado bastante.

— Pero... —protesto.

Gabriel me besa en los labios e impide que siga hablando.

— Dime dónde quieres ir ahora —se mira el reloj y cambia de tem—. Aún tenemos tiempo antes de ir a trabajar.

Sonrío.

— Quiero ir al cine.

Su cara se convierte en la de un niño pequeño y me vuelve a besar. Toma mi mano y tira de ella en dirección contraria a la que íbamos.

Al cabo de un rato caminando, llegamos a un local con un enorme letrero luminoso. Hay una película anunciada. Es un letrero negro con luces de neón por todas partes.

— Tron —leo.

— Tenía muchas ganas de verla. Cada vez que paso por aquí me da curiosidad.

— ¿Por qué? —le pregunto

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora