Cap. 21

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22/11/2010

Gabriel está tumbado en el suelo acariciando mi pelo con suavidad. Estamos sobre una toalla tirados en medio de la playa. Hemos cenado aquí. Desde que llegamos siempre tenemos hechas la comida y la cena, pero a pesar de pasarme los días enteros metida en la casa no veo a la gente que cocina o a quien lo trae.

A veces escucho ruidos y aunque nunca es Klaüs, tengo miedo y me refugio en mi cuarto. Gabriel siempre me clama cuando entro en ese estado Y aunque me promete que él no puede encontrarme aquí, sigo alerta.

Miro el torso desnudo de Gabriel bajo la luz de la luna. Se nota el ejercicio constante que hace, sus abdominales son de hierro. Llevo días preguntándome si sus tatuajes tienen significados. Pero me da miedo que no me quiera responder o que piense cosas raras.

— ¿Qué piensas? —su voz ronca me saca de mis cavilaciones.

— En tus tatuajes.

— ¿Qué les pasa?

— Me gustaría saber qué significan.

— Bueno cada uno tiene una razón de ser.

El silencio se hace y no me da mayores explicaciones.

Acaricio una serpiente que rodea a un hada blanca, la serpiente tiene la boca abierta y quiere comerse al hada.

— ¿Este que significa?

— Este —coge mi mano con la suya y lo delinea despacio mientras lo mira—, este representa un ser indefenso en manos de un ser malvado que lo devora. Representa cómo las presiones sociales o la propia vida devora al ser humano con su enorme boca. Y como lo rodea para impedir que pueda escapar. Es un callejón sin salida. La vida es un poco así para mí.

— ¿Tú eres el hada? —le sonrío.

— No exactamente, habla de alguien que conocí... —parece quedarse inmerso en un pensamiento.

— Vale, ¿Este? —ahora señalo uno en su brazo.

Ocupa todo su brazo izquierdo. La parte de arriba son unas nubes blancas y una mujer sentada sobre ellas que tiende la mano como pidiendo que se la cojan. Y conforme bajas, unas llamas enormes lo devoran todo.

— El cielo y el infierno. ¿No está claro? —me sonríe.

— ¿Y la mujer?

— ¿Qué le pasa a la mujer?

— ¿Quién es? —suelta mi mano y se tensa.

— Nadie en particular.

Sé que me miente. Todo su cuerpo parece dirigirse a alguien. Mi mano sube por su pecho intentando calmarle. Parece surtir efecto, delineo un nombre rodeado de espinas en la zona del corazón y que tapan claramente una cicatriz.

— ¿Quién es Irina? —pregunto absorta en el precioso tatuaje que tengo delante.

— Nadie —se levanta—, tenemos que irnos.

— ¿Por qué? ¿Quién es? ¿Por qué nunca me cuentas nada de ti? —le recrimino molesta—Tú sabes todo de mi vida, pero yo no sé nada de la tuya y cuando sale el tema, te callas o tiras balones fuera. No es justo.

— Te diré lo que no es justo —me señala con el dedo—, que me atosigues con cosas del pasado, que... duelen.

— ¿Cómo puedo saberlo si no me cuentas nada?

— No necesitas saber nada. ¡Joder! —grita nervioso— Yo me voy a casa. Cuando quieras volver, hazlo.

— Está bien, vamos.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora