CAPÍTULO 4. UNA COCINERA DESATROZA

58 11 9
                                    

Era la primera clase de cocina, hoy se prepararía un lomo saltado, la maestra Demm, asignaría parejas para todo el año por sorteo, de una bolsa saldrían los papelitos con nuestros nombres y mi fortuna no pudo ser peor, a darme cuenta que me tocaba con Joel.

—El destino nos quiere juntos nena, deja de hacerte la rogada y acepta ser mi novia.

—Espero que te comportes correctamente.

—Claro que sí jefa, —dijo en tono burlón.

Ya estaba, tenía que aguantarlo todo el año.

Iniciamos bien, todo marchaba justo como la maestra quería y como Joel era tan hábil, no teníamos mayor dificultad, venía ahora lo difícil, flamear, ambos debíamos hacerlo, él lo hizo sin problema, pero yo... Hice un desastre, regué el vino y una enorme llama salió,  me agarró de inmediato, pasando un brazo por encima de mi, acercándome a su cuerpo, brindándome protección, su reacción fue muy rápida.

Nuevamente ví en él que sus ojos denotaban preocupación, me sentí segura entre sus brazos.

—Lo siento, —le susurré.

—No te preocupes, solo ten más cuidado la próxima vez.

Salimos de la clase y yo quise pasar a ver entrenar a los chicos de deportes, el colegio tenía varios equipos deportivos de diferentes disciplinas, pero el predominante, como en la mayoría de Sudamérica era el fútbol, también habían de fútbol sala, baloncesto, voleibol y patinaje, estos últimos tenían un prometedor equipo, dos de sus integrantes estaban fichadas para la selección estatal sub 17 que irían a los olímpicos el próximo año.

Era costumbre ver a las chicas rodeando las prácticas, parecían leonas en cacería, mirando quien podía ser presa fácil, este era un mercado bastante competitivo, pues las porristas llevaban la parada en cuanto a conquistar atletas, todas querían asegurar los mejores partidos para el baile de graduación.

Me senté un rato en las graderías y Joel me alcanzó.

—No huyas compañera, una vez más salvé tu vida, así que me debes un favor.

—No te debo nada, —me paré y bajé las escalas.

—¿A dónde vas?

—Voy a comprar algo de comer.

—Te acompaño.

Asentí, aunque la verdad era que quería evadirlo, no supe cómo decirle que me dejara sola, así que lo esperé y nos alejamos de las canchas con rumbo hacia  la cafetería, miré la comida que tenía en frente buscando algo apetitoso, pero a esa hora ya no quedaba más que lo que nadie se había. Mi cara de frustración lo decía todo.

—Esto parece comida para presos—Gritó Joel, atrayendo la mirada de un par de maestros que se encontraban en el lugar, —Vamos, conozco un lugar donde conseguir algo espectacular a buen precio.

—Eso es asqueroso, —le dije, —¿Qué me ofreces?

—¿Aparte de mi amor que tanto rechazas?

—Deja ya ese cuento, y dime mejor a dónde vamos.

—Te llevaré a comer las mejores hamburguesas del mundo.

Lo miré algo incrédula, subimos a su auto y salimos del colegio.

Llegamos a un parqueadero donde dejó la camioneta y caminamos un par de cuadras hasta un puesto callejero.

—¿En serio Joel? ¿Un puesto callejero?

—Ah no, no me salgas con complejos de niñita fresa ahora, eso definitivamente te resta puntos.

—Ok, ok, a ver, ¿Qué hay?

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now