CAPÍTULO 18. SANGRE

23 6 1
                                    

Los siguientes días transcurrieron en calma, sin nada relevante que decir, como dijo Joel, ya poco a poco dejábamos de ser la noticia del momento y eso me tranquilizaba mucho, prefería estar bajo el radar.

Tras un par de semanas, por fin podríamos retomar el extracurricular y para recuperar las clases perdidas, teníamos que asistir los sábados, aparte de las que teníamos entre semana, cosa que no me agradaba mucho, pero había que cumplir.

Joel me recogía en la mañana y me regresaba en la tarde a la casa, mis padres estaban tranquilos porque ya no tenía que arriesgarme a cruzar la avenida que era tan transitada.

Mamá llevaba ya dos semanas doblando sus turnos, nos veíamos todos ya en la noche, cenábamos juntos y hablábamos de nuestros días, Joel de vez en cuando nos acompañaba, el se sentía muy a gusto con nosotros y mi padres lo querían cada día más.

Todo marchaba a la perfección.

Regresamos un viernes a casa después de  clases, sin ningún plan, buscamos algo en tv pero no había nada que nos gustara, mucha película repetida y mucha telenovela tonta.

—Oye, ¿qué pasó al fin con las cartas de tu abuela?

—Ahí las tengo.

—¿Las leíste?

—No, no he leído nada más.

—¿Y no te da curiosidad?

—La verdad si, voy a traerlas.

Saqué una carta al azar y Joel la leyó en voz alta...

"Mi preciosa mujer:

Llevo un buen rato delante de este papel en blanco y realmente no sé si seré capaz de llenarlo por completo, hay tantas cosas que quiero decirle pero no existen en el mundo las palabras suficientes.
Tal vez, ni siquiera yo mismo tengo la certeza de cómo me siento ahora.
Siento la necesidad de serle sincero, me encantaría que en este momento, fuera yo el centro de sus pensamientos, así como yo no la puedo sacar de mi cabeza, pienso en su sonrisa, esa sonrisa prohibida, esa que tantas veces deseé que no me hipnotizar.
Pero ya sabe usted que quien juega con fuego se quema y es demasiado fácil arder cuando estoy a su lado.
Pienso en sus besos, en sus caricias, en todo lo que podríamos llegar a ser si no tuviéramos ningún impedimento. Sí, lo sé, sé que este amor es imposible y que nació en medio de una sociedad clasista, donde yo no soy un hombre apto para tan fina dama.
Tengo claro que nos seguiremos viendo muy esporádicamente durante tan solo unas horas en algún sitio escondido. Tengo claro que no puedo escribirle cuando me apetezca, tan solo cuando no haya ningún riesgo de ser descubiertos o traicionados por quién junto a nosotros guarda este gran secreto.

Tengo claro que debo morderme los labios para no expresar mis sentimientos y ponernos en evidencia cada vez que la veo por la calle del brazo de su esposo, tengo claro que debo disimular, que no debo mirarla aunque mis ojos no puedan resistir a tan magnífica belleza, lo sé.

Sé que no somos libres, Sñsé que usted duerme con él y yo estoy atado a mi cobardía de luchar por su amor. Sé que a veces él le hace el amor, aunque también sé que mientras tanto piensa en mí y desea que el compañero en su cama sea yo.
Sé que soy la única persona en despertar su deseo y desatar su pasión, pero no le voy a engañar, por dentro muero de celos e impotencia al imaginaria entre sus brazos por más que sepa que soy el dueño de su amor.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now