CAPÍTULO 38. AÑOS DESPUÉS

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Después de la muerte de Joel, mi vida perdió el color, sabía que debía seguir con ella, pero su recuerdo estaba en cada rincón, mis padres insistían en que debía salir de nuevo al mundo, que debía continuar, que aún era joven y podía encontrar a alguien más, que él así lo hubiera querido.

Pero no, ya no veía más allá, vivía cada día con el dolor de no tener una tumba dónde llevarle flores, dónde ir a visitarle, ni siquiera ví su cuerpo, su ataúd, ¿cómo podía convencerme entonces que realmente había muerto?

Mis noches eran una tortura, soñaba con él constantemente, me pedía que lo buscara, me estaba volviendo loca.

Tuve varias crisis nerviosas, continuaba bajo terapia, ahora no solo debía lidiar con la bulimia que era intermitente, sino con la depresión que me ocasionó perderlo.

El fue mi gran amor, aún lo era, no me interesaba conocer a nadie más, nadie podría reemplazarlo.

Dicen que el primer amor nunca se olvida, en mi caso, es verdad, lo amé y lo amo, sé que él me amó con todo su ser, me lo demostró hasta el último día, siempre fue incondicional,  jamás me falló, en cada caída ahí estuvo, cuando más lo necesité, ahí estaba, en las buenas y en las malas.

Teníamos tanto planes, eso es lo que más dolía, planeamos un futuro juntos y la vida me lo arrebató de la forma más cruel y no me permitió despedirme.

"Debes continuar tu camino" dice la terapeuta... Cómo si fuera tan fácil, él era mi mundo y ya no está...

—Nadie te dice que lo olvides, al contrario, debes guardar su recuerdo con amor, pero no puedes aferrarte al pasado, tú sigues aquí y debes vivir.

—Para usted es fácil decirlo, no ha perdido a alguien que era parte de usted, a mi, me arrancaron el alma.

Repasaba una y otra vez sus notas, nuestras fotos juntos, lloraba a mares su ausencia, le recriminaba a Dios el haberlo arrebatado de mi vida.

Intenté quitarme la vida un par de veces, pero no lo logré.
 
Habían pasado 3 años desde el accidente y me dolía como el primer día.

Mamá creyó que la universidad me daría otra perspectiva de la vida, pero no fue así, poco me relacionaba con mis compañeros, me dedicaba a mis estudios, seguí mi corazón y voy finalizando el tercer año de diseño de modas, mi negocio ha crecido, pude comprar una casa más grande para mis padres, económicamente lo tenía todo... Pero, eso de que el dinero no te da la felicidad es tan cierto...

Estábamos cerca de terminar clases y estaban hablando de una fiesta a la cual me invitaron, Ana, la única chica con la que me la llevaba en mi clase.

—Alex, vamos y te distraes un rato.

—No tengo ganas.

—Un ratito, si no te gusta te devuelves y ya.

—Voy a pensarlo.

Regresé a casa, cansada, abrumada, no había un día en el que no pensara en él, solté un suspiro y me dejé caer de espaldas contra el sofá, mi mente daba vueltas, analizando los pros y contras de ir a esa fiesta. 

Me quedé dormida...

El entraba por la puerta, con su traje de gala y en su mano traía el prendedor de flor morada...

—¿Lista para nuestra noche?

—Lista.

Siempre era el mismo sueño, la película del baile de graduación repitiéndose una y otra vez, me dejaba en casa y al despedirse me decía que no dejará de buscarlo... Y despertaba.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉWhere stories live. Discover now